El Grupo Peralada ha inaugurado este martes su nueva bodega con la cual quieren posicionar los vinos del grupo y de la DO Empordà a escala mundial. El edificio, diseñado por RCR Arquitectes, ha costado un total de 40 millones de euros con el objetivo y apuesta por la sostenibilidad con unas instalaciones integradas en el paisaje y quiere ser un "legado" para el municipio y la comarca. El nuevo equipamiento permitirá aumentar la producción pasando de los 1,9 millones de botellas actuales a los 2,5 millones, aunque la voluntad no es hacer más vino sino mejorar la calidad. "Nosotros ya hacemos vinos buenos, pero la finalidad es hacer excepcionales", ha asegurado Javier Suqué, presidente del Grupo Peralada.
Estas nuevas instalaciones, de 18.200 metros cuadrados, han sido diseñadas bajo un concepto de sostenibilidad e integración en el paisaje de la mano del equipo de RCR Arquitectos, ganadores del premio Pritzker del 2017. La bodega cuenta con una estructura que se funde con el paisaje. De hecho, en su construcción se han utilizado un 25% de materiales reciclados. "No podíamos haber encontrado un lugar mejor", asegura el arquitecto Rafael Aranda. Y es que, según dice, el espacio "merecía una intervención arquitectónica silenciosa, atemporal y con el menor impacto posible". De hecho, el espacio fue reconocido el año 2021 como la primera bodega europea a obtener la calificación LEED Gold, la certificación más importante en términos de edificación sostenible concedida por el US Green Building Council.
"Con la nueva bodega escribimos un nuevo capítulo en la historia de lo Empordà, una tierra por la cual nuestra familia apuesta desde hace tres generaciones y en qué se han elaborado vinos desde la edad media", ha asegurado Javier Suqué. "La nueva bodega Peralada constituye un legado para las generaciones futuras. Se trata de uno de los proyectos del vino europeo más interesantes de la última década y cristaliza la vocación fundacional de nuestra empresa en la elaboración de grandes vinos, como también nuestra convicción de evolucionar gracias a la experimentación y la innovación".
Una de las características de la bodega por haber recibido esta distinción ambiental ha sido porque los cimientos de la bodega permiten la interacción con capas geotérmicas y, además, dispone de 538 puntales a una profundidad de entre 8 y 20 metros, 331 de los cuales se utilizan como intercambiadores térmicos con el terreno para reducir el consumo de calefacción, refrigeración y agua caliente, minimizando de esta manera el consumo energético en un 37%. De hecho, desde el punto de vista integral del ciclo del agua, su consumo se reduce tanto dentro del edificio, con la combinación de grifos eficientes y agua pluvial, como también sería en usar un sistema de riego eficiente y aprovechar el agua de lluvia para los trabajos de jardinería. Además, el depósito de acumulación de agua pluvial de 700 m³ y la red de drenaje que facilita la infiltración del agua hacia el subsuelo dentro de la misma parcela favorecen el ciclo natural del agua y reducen la saturación del alcantarillado y las depuradoras.
Experiencia enoturística
Más allá de la eficiencia de la instalación, el Grupo también ha concebido la nueva bodega para que se pueda recibir visitas en la línea del enoturismo experiencial. El recorrido laberíntico por la bodega propone una experiencia inmersiva por las cinco fincas de Peralada. El itinerario continúa a través de pasarelas situadas a tres metros de altura para no interferir en las dinámicas de los equipos de enología. La experiencia es especialmente "mística" en el Templo, donde la luz cenital rodea con un halo mágico este espacio, consagrado a la excelencia, la creatividad y la experimentación enológica. La actividad enoturística arrancará este mismo verano del 2022. "La nueva bodega ha sido concebida para ser visitado. Queremos compartir esta magnífica bodega con todos los que, como nosotros, son entusiastas y amantes del vino", ha añadido el director general de Peralada, Eugeni Llos.
En palabras del arquitecto Rafael Aranda: "El recorrido no dejará a nadie indiferente porque es la primera vez que se le dedica una profundidad para explicar de dónde proviene la uva. Aquí, el visitante penetrará en diferentes atmósferas desde la emoción, entendiendo el respeto con el cual se aborda cada fase del proceso de creación del vino. Todo el mundo que se adentre en esta nueva bodega oirá que esta tierra de vinos lo está obsequiando con una visita con alma."
El itinerario enoturístico por la nueva bodega incorpora una propuesta enogastronòmica propia. Se trata del wine bar Bodega 1923, un proyecto para el cual se ha contado con la colaboración de Paco Pérez, en que el visitante tendrá la oportunidad de probar platos inspirados en la gastronomía ampurdanesa de 1923, el año de fundación de la bodega, que complementan los vinos de Peralada.