Ahora que hemos entrado en una situación de crisis económica muy complicada y cuya envergadura real nadie es capaz de vaticinar con exactitud, es normal que las dificultades financieras afloren y con ellas las deudas. Uno de los problemas que conllevan las deudas es que aunque sean pequeñas, puede suponer que quienes las contraigan pasen a formar parte de los registros de morosos.

Dejar sin pagar un recibo de la electricidad del hogar o una cuota de la compra de un electrodoméstico puede ser una razón más que suficiente para que nos veamos formando parte de esos registros, si así lo decide la entidad a la que se ha dejado de abonar la obligación.

Los registros de morosos

Son listados de carácter privado que guardan datos personales de clientes que mantienen deudas. Estos ficheros existen con el fin de poder garantizar el buen fin de la actividad empresarial, como contempla la Ley de Protección de Datos de Carácter Personal. Son ficheros que pueden consultarse por entidades adheridas a estos servicios y sirven para comprobar si uno de sus potenciales clientes está al corriente de sus obligaciones y no tiene deudas denunciadas.

En España, las compañías más conocidas en este campo son ASNEF (Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito) y RAI (Registro de Aceptaciones Impagadas).

Por qué se puede entrar en un registro

Para que alguien pase a formar de un registro de morosos, debe requerírsele previamente al deudor el pago de lo que debe por correo certificado siempre que se haya constatado que existe una deuda impagada que sea cierta, exigible y haya vencido.

Aunque pueda resultar extraño, no es tan poco frecuente que alguien se vea incluido en un registro por error. Las razones más habituales de estos errores suelen producirse por no haberse comprobado correctamente los requisitos ya mencionados, porque la deuda no era verdaderamente tal deuda, porque se ha usurpado la personalidad del que se supone que es el deudor o por haberse realizado algún tipo de contratación fraudulenta.

El mayor problema que puede acarrear aparecer en el registro de morosos es el de que constituye un obstáculo para poder contratar algún servicio o pedir un crédito o un préstamo.

Cómo abandonarlo

Si la deuda es real, la mejor manera para que a uno lo saquen del registro de morosos es haciendo frente a la misma. Se paga el importe de la deuda y se guarda el justificante para mandarlo con acuse de recibo a la entidad del registro de morosos, pidiendo que se le dé de baja del fichero.

Si por el contrario se tratara de un error, se pueden ejercer los derechos correspondientes para salir del registro.  De esta manera, aquella persona que se vea injustamente en un registro de morosos tiene la posibilidad de recurrir a los derechos ARCO (acceso, rectificación, cancelación y oposición).

Y si a pesar de haber ejercido a esos derechos, el problema no se resuelve, cabe la posibilidad de denunciar el caso en la  Agencia Española de Protección de Datos, que tendrá que abrir un expediente que podría incluso terminar en sanciones económicas para la entidad del registro y para la empresa supuestamente acreedora.