La economía catalana avanza "a buen ritmo", con una ligera desaceleración, pero creciendo todavía por encima de la media española y de la zona euro. De hecho, en el contexto de desaceleración internacional generalizada, Catalunya ha sido una de las economías más dinámicas de la zona euro, y, como dato relevante, en el 2018 se ha recuperado el PIB por habitante de antes de la crisis -el PIB total ya se recuperó en el 2016. Así se extrae del Informe Anual de la Economía Catalana del 2018 del Departamento de Vicepresidencia y Economía, presentado esta mañana en la sede de la Cruz Roja.
Durante el 2018, la economía catalana mantuvo un crecimiento de un 2,6%; un avance más moderado en comparación los años precedentes, "a causa del entorno exterior menos favorable y del hecho de que Catalunya encadena cinco años de crecimiento robusto y por encima de la media de la zona euro", ha afirmado a la secretaria de Economía, Natàlia Mas.
Según el vicepresidente y conseller de Economía, Pere Aragonès, "la economía catalana es un indicador adelantado respecto de España y el entorno. Catalunya es cada vez más abierta y las exportaciones se han visto afectadas por este entorno difícil, pero el crecimiento del PIB es muy bueno", ha explicado. "Hemos recuperado el gap de crecimiento de los años de la crisis, cosa que deja una fotografía de la macro muy buena".
Al mismo tiempo, el vicepresidente ha puesto de relieve que "hemos querido hacer esta presentación aquí a la Cruz Roja porque el informe económico que presentamos tiene que servir para tomar decisiones y mejorar las condiciones de vida de nuestra sociedad". Así, "hace falta devolver los debates económicos donde tienen que estar y tomar las decisiones para mejorar el bienestar de todo el mundo".
La demanda, positiva
El informe, presentado por la directora general de Análisis Económico, Marta Curto, pone de manifiesto que en el 2018, tanto la demanda interna como la externa "han contribuido de manera positiva al crecimiento del PIB, a diferencia de etapas expansivas anteriores." La demanda interna moderó el crecimiento hasta un 2,5% debido a un aumento moderado del consumo privado (2%) pero un incremento significativo de la inversión (4,6%). Además, el saldo exterior, que fue de casi 30.000 millones de euros, aportó 0,4 puntos porcentuales al crecimiento, representando el 12,2% del PIB -el 5,7% de saldo es con el extranjero y 6,5% de saldo es con el resto del Estado.
Al mismo tiempo, destacan los servicios (2,9%) y la construcción (4,7%), que mantuvieron una expansión significativa de su actividad económica, destacando el dinamismo de las actividades profesionales, científicas y administrativas. En cambio, la industria tuvo un crecimiento más débil (1,1%), algo que ha sido un rasgo común dentro de las economías de la zona euro.
Con respecto a las exportaciones, mantienen la tendencia al alza, y el incremento de estas entre el 2009 y el 2018 ha sido del 72,8%.
Clima empresarial
A pesar de los discursos alarmantes por la "fuga de sedes de Catalunya" a raíz de los hechos del 1-O, el informe evidencia el aumento de empresas con domicilio social en Catalunya. En el 2018, el número de estas aumentó un 1,5%, y el de empresas con actividad en Catalunya creció un 1,7% durante el 2017 -último año con datos disponibles. Al mismo tiempo, en el 2018, el número total de empresas exportadoras fue de 47.918, un 2,7% más que en el 2017, de las cuales hasta 17.239 eran emprendidas exportadoras regulares.
Hay que destacar también las inversiones privadas y de capital riesgo, que aumentaron un 68,8% en el 2018 y el aumento de las inversiones en startups con sede en Catalunya, que fue de un 13,4% -hasta 228,8 millones de euros.
El paro más bajo de los últimos 10 años
La mejora en empleo es uno de los grandes hitos del 2018, que se alcanzó la tasa de paro más baja de la última década, hasta el 11,5%, 1,9 puntos menos que el 2017. Se destaca todavía el paro juvenil, del 27,7% en el 2018, y la de los extranjeros no comunitarios, del 23,1%.
Al mismo tiempo, la tasa de empleo de la población de entre 15 y 64 años fue de un 67,9%, un punto superior a la del 2017, y supera por segundo año consecutivo la media de la zona euro (67,3%). Con todo, se alerta de la precarización por el aumento de la tasa de riesgo de pobreza en trabajo, que es del 14,4%, un máximo desde el 2013.
Finalmente, con respecto al turismo, se ha mantenido el número de turistas extranjeros en un nivel parecido del 2017, 19,1 millones, pero el gasto de estos ha aumentado hasta un 7,2%.
Retos: la desigualdad
"Un crecimiento sin prosperidad no nos vale", ha aseverado al vicepresidente. "Hacen falta actuaciones y decisiones eficaces y en políticas tangibles. Una agenda catalana para la prosperidad, que tiene que ser transversal y diversa, con medidas estructurales y una prosperidad compartida, ha asegurado.
En este sentido, Aragonès ha asegurado que la Generalitat impulsará un salario mínimo de referencia catalán, y ha puesto otros ejemplos de medidas, como un acuerdo amplio en el Parlament por la renta garantizada de ciudadanía, para hacer frente a la reducción de las desigualdades. También ha mencionado políticas redistributivas en el ámbito fiscal, aseverando que "hemos hecho muchos esfuerzos en este sentido los últimos años y seguimos haciéndolo, como con la exención del canon de agua a familias vulnerables".
Con todo, "la redistribución es importante, pero en una economía abierta como la nuestra tenemos que actuar también en la pre-distribución -no sólo las consecuencias de la desigualdad sino también las causas-".
Finalmente, el vicepresidente ha aseverado que "no podemos combatir la próxima crisis con devaluación salarial porque los costes en desigualdad serán demasiado grandes. También hay que acabar con situaciones oligopolísticas como los elevados costes de la energía, la comercialización, etcétera, porque limita la competitividad de nuestra economía, y la Generalitat no lo puede regular pero puede impulsar cambios", ha sentenciado.