Empieza la desescalada y, con ella, las primeras evidencias de la crisis por el coronavirus. Además, la llegada del verano y las vacaciones pone contra las cuerdas el sector turístico, en un momento en que gran parte de la sociedad sufre por su bolsillo. ERTE sin cobrar, empresas que no saben si subirán la persiana y una Europa dividida. Hablamos de todo eso y más con el doctor en economía y profesor en ESCI-UPF Joan Ribas, que investiga en torno a temas macroeconómicos, economía internacional, globalización, medio ambiente y turismo. Una serie de reflexiones sobre la crisis latente por la cual el profesor no es demasiado optimista.
¿Cómo será la crisis que nos viene?
Esta crisis ha llegado de una manera totalmente inesperada y abrupta. La economía se ha paralizado porque se ha tenido que detener la actividad para combatir la pandemia. La caída del PIB y la subida del paro a corto plazo son muy grandes. Que la recesión sea corta o más larga depende de cómo y cuándo se pueda volver a poner en marcha la actividad y que no haya rebrotes en otoño. También de la magnitud y la efectividad de las políticas de estímulo que se están planteando a nivel europeo.
¿Cómo valora la gestión que se está haciendo por parte de las administraciones?
Estamos al principio de la gestión de la crisis porque justo ahora empezamos a controlar el choque sobre el sistema de salud y empezamos a reabrir, pero justo empezamos. Empezó el BCE emitiendo dinero y comprando deuda, cosa que pagará parte de la factura, pero todavía podemos decir poca cosa. El grosor de la política de reconstrucción tanto en España como en Europa está todavía para implementarse. Lo que esperamos es que se haga mejor que con la crisis del 2008.
Europa es una cosa a medio acabar, una coca mal cocida
¿Qué opina del acuerdo macroeconómico entre Emmanuel Macron y Angela Merkel? ¿Hay bastante con este acuerdo?
Creo que hace falta un gran acuerdo a nivel europeo. En el fondo Europa es una cosa a medio acabar, una coca mal cocida porque se hizo una unión monetaria y se dio el poder de emitir dinero al Banco Central Europeo sacando los bancos nacionales, pero lo que hemos visto estos años es que una unión monetaria sin una unión fiscal no funciona bien, por defecto estructural. Hay veinte y pico autoridades fiscales y una sola autoridad monetaria, y a la hora de coordinar la deuda y la emisión de dinero no funciona bien y cuando hay problemas serios nos damos cuenta del desastre.
¿Cree que esta crisis hará acelerar la realidad de una unión completa?
Podría ser, pero eso también lo dijimos hace diez años. Lo que está claro es que como es ahora no funciona porque hay ritmos diferentes, opiniones públicas y desarrollos diferentes, cosa que se ve claramente en las diferencias con los impuestos, la economía sumergida o la corrupción, que evidencian las divergencias dentro de la misma unión. A la hora de unir eso en un único paquete de políticas fiscales es muy complicado. De una crisis como esta podemos salir más reforzados, pero también puede pasar el contrario y que eso acabe de hundir la Unión.
Desde que empezó la pandemia han ido saliendo varios informes, del FMI, del BCE, incluso del Banco de España, todos bastante pesimistas. ¿Cómo lo ve?
Yo creo que la crisis es muy fuerte, es un choque inédito y nuevo, un choque de oferta y demanda a la vez, que para algunos sectores es realmente devastador, como por ejemplo el turismo y el ocio en general, y más en el caso de la economía española, que es muy intensiva en el sector servicios. También supone un choque muy grande en la cadena de valor, en la que la producción era una combinación de tareas hechas en muchos lugares diferentes. En el momento de la Covid-19 la cadena de valor se detiene, y por lo tanto tenemos la industria parada también. Y encima la caída del consumo: mucha gente ha ido en paro o está en ERTE y por lo tanto no consume o ahorra todo el que puede. Por lo tanto, con todo eso en la mano, no sé cuáles serán las cifras exactas pero el que sí que sabemos es que la caída será muy grande y que en el caso español la subida del paro será muy grande.
El último informe de Manpower asegura que si el 25% de los ERTE que hay en vigor se acaban convirtiendo en ERE recuperación real no llegaría hasta 2026...
Podría ser. Si miramos la economía española desde los 70, cada vez que las cosas han ido afanadas el paro ha subido cerca del 25%. Tenemos un modelo que genera mucho crecimiento económico y muchos puestos de trabajo cuando las cosas van bien, pero estos trabajos acostumbran a ser débiles, basadas en sectores intensivos en mano de obra, como los servicios, el turismo, la construcción... y por lo tanto son mucho más temporales y mucho más fáciles de destruir cuando las cosas van mal, y por lo tanto se genera unas subidas de paro impresionantes. Ahora podemos estar de nuevo en una de estas.
¿Se ha hablado de los ERTE como un buen instrumento para evitar que el paro temporal acabe siendo definitivo, pero hasta qué punto podemos contar en que estos ERTE no acaben siendo ERE?
Justo ahora empieza la tarea de reconstrucción y de ver cuántos de estos negocios que se han cerrado durante dos meses pueden abrir y en qué circunstancias. Si eso se pudiera hacer de manera óptima y fácil, podría ser que mucha de esta gente que ha estado en los ERTE durante dos meses vuelva al trabajo y el impacto sobre el paro sea grande durante el segundo y el tercer trimestre pero la recuperación sea relativamente rápida. Sino, efectivamente volveremos a tener el paro en más del 20 % y costará mucho bajarlo, porque aumentar el paro costa muy poco pero crear puestos de trabajo cuesta mucho porque la economía tiene que crecer de manera estable. De todos modos, los ERTE han sido un instrumento bueno para parar el golpe pero hay mucha gente que todavía no ha cobrado el ERTE ni nada desde el 15 de marzo, y por lo tanto una cosa es el instrumento teórico y la otra es que no se ha gestionado bien.
Los ERTE han sido un buen instrumento para parar el golpe pero no se han gestionado bien
Hablamos de turismo. La Comisión Europea proponía una apertura de fronteras por fases. ¿Qué opina?
Si no se abren las fronteras, el sector turístico por mucho que pueda abrir no abrirá. Por lo tanto, o hay una acción coordinada a nivel europeo para abrir las fronteras de manera coordinada o será muy complicado. Hace unos días el Gobierno y algunos otros dijeron que harían una cuarentena de 15 a días a todo el mundo que entrara, otros no; hace dos meses cada estado cerró las fronteras por su cuenta... por lo tanto hay decisiones que puede ser que estén bien a nivel sanitario porque cerrar fronteras puede frenar los contagios, pero desde el punto de vista del sector turístico, sólo volverá a funcionar cuando haya plena libertad de movimiento. Eso quiere decir no sólo que la gente se pueda mover, sino que esté segura. La gente no se va de turismo si no puede gastar y tampoco si tiene que sufrir pensando que no lo dejarán entrar en los sitios. Si no hay unas reglas claras, bien comunicadas y bien entendidas, la gente no irá a hacer turismo. Si cada estado pone reglas por su cuenta, acabará toda Europa cerrada el resto del verano.
Se habla de potenciar el turismo local. ¿En el punto en el qué nos encontramos, en que nuestra economía depende tanto del turismo extranjero, hasta qué punto el turismo local puede suponer un respiro por el sector?
El turismo local y también el español sólo es un parche. Sin abrir los mercados internacional, este verano será muy complicado.
¿Ante esta situación, cuál es su receta?
Primero de todo hace falta estar seguros que hemos resuelve la crisis sanitaria, porque sino será todo muy complicado, sobre todo por estos sectores intensivos en contacto humano. No sé si eso pasa para tener una vacuna pero puede ser que sea más largo de lo que nos pensamos.
¿Dado el hecho que tanto la industria, el turismo y la economía en general está tan globalizada y no se había dado hasta ahora una crisis que afectara tan fuertemente a todos los países al mismo tiempo, cree que después de la pandemia se intentará reducir esta globalización para no depender tanto de fuera?
Es posible. La globalización es un proceso que empieza con la humanización del planeta. Hace menos de tres siglos la primera revolución industrial sirvió para aprender a gestionar la energía con la máquina de vapor, después la segunda revolución industrial con los motores de explosión y la electricidad, y ahora a finales de los 70 con las tecnologías de la información. Cada una de estas grandes olas tecnológicas han llevado a olas de globalización guiada por la tecnología y por la libertad. Por lo tanto, la globalización ha tenido una característica que es que se ha formado una gran cadena de valor global y buena parte de la producción industrial se ha trasladado a Asia, sobre todo en China. Y sí que es posible que esta tendencia hacia China baje un poco, de hecho muchas olas de globalización van seguidas de olas de desglobalización. De hecho, en el siglo XIX ya había una globalización incipiente que se vio cortada por la Primera Guerra Mundial, el Crack del 29, la Segunda Guerra Mundial, etcétera.
Es posible que ahora, después de la crisis del coronavirus, tengamos una oleada de cierre y de volver a mirar un poco hacia casa, producir en los mercados locales, no depender únicamente de una cadena de valor, volver al peso del sector público, etcétera.
Ahora comentaba la tecnología, que también es un factor que se está acelerando a marchas forzadas. ¿Vamos hacia una sociedad más controlada, aparte de menos globalizada?
Es posible. Vuelve a haber una tensión entre la tecnología y la libertad. La tecnología existe para controlarnos y tenemos que esperar un buen uso, pero el resultado final de eso no lo sabemos: por una parte podemos pensar que la gente será muy celosa de su libertad pero por la otra podemos pensar que cambiaremos parte de esta libertad por seguridad. Es difícil predecirlo.
No sé si será un rescate, pero España dependerá claramente de Europa para salir de este agujero
¿España tendría que pedir un rescate en Europa?
Mientras la unión fiscal no esté solucionada habrá una tensión, porque no hay una deuda europea, no hay unos mecanismos claros, incluso no está claro qué quiere decir un rescate. En el caso del 2012, el dinero que llegó llevaba unos condicionantes que España no cumplió, y por lo tanto esta tensión europea no será fácil de gestionar y ha vuelto a salir enseguida. Una tensión sobre si el dinero tiene que ser incondicional o con condiciones, por lo tanto no sé si España tendrá que pedir un rescate pero claramente dependerá y tendrá que recibir mucho dinero de Europa para salir de este agujero. Si eso será un rescate, un préstamo o qué, no lo sabemos y acabará dependiendo de las negociaciones políticas.
¿Para acabar, cree que sacaremos alguna cosa buena de esta crisis?
No lo sé, dicen que toda crisis es una oportunidad, pero yo creo que eso son palabras para consolarnos. Lo que sacaremos bueno es que saldremos y si salimos con salud seguramente habremos aprendido alguna cosa, como el teletrabajo o aprender a valorar lo que teníamos antes, pero bien, quién sabe.