Este enero ha entrado de una forma imprevista. Se esperaba como indicador relevante para los mercados el dato de inflación de la economía norteamericana. Cuando el miércoles se supo que había llegado al casi escandaloso 7% en diciembre, Wall Street se puso a bailar. El Standard & Poor's 500 subió 18,52 enteros, hasta 4.371,59 puntos. Conclusión: el Banco Central ha mostrado que es clave para las economías globales. No porque sí.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, logró tranquilizar durante la víspera al mundo de los inversores y las empresas de que la Fed puede llevar a cabo una difícil tarea de reducir la alta inflación sin dañar la economía. Powell explicó que su equipo estaba en camino de aumentar los tipos de interés desde casi cero y reducir su gigante balance de 8,8 billones de dólares, alimentado con las compras mensuales de deuda pública para combatir la epidemia. Y ello, agregó, "no debería tener efectos negativos en el mundo laboral", ya que se había reducido el paro al 3,9%, una cifra que está dentro del pleno empleo.
En Europa, la confianza económica del área del euro se redujo más de lo que pronosticaban los analistas en medio de la amenaza de la ómicron. Además, los precios del gas natural siguen siendo un quebradero de cabeza por el temor de que Rusia frenará sus entregas. La inflación alcanzó el 5% en diciembre. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo el mes pasado que es probable que la inflación se mantuviera elevada antes de desacelerarse en 2022, hasta situarse por debajo del objetivo del 2%. Hay momentos en que los objetivos no bastan para dirigir la economía.
La posición de Europa se ha debilitado además con la perspectiva del nuevo papel que puede ocupar Mario Draghi al frente de la República italiana desde el Quirinal, en vez de ser el primer ministro del Gobierno. Y eso después de que The Economist había designado a Italia como el "primer país del mundo por su capacidad de poner en marcha reformas cruciales, lo que representaba un Premio Nobel colectivo y, en concreto, a Draghi.
Quien ha avanzado ha sido Vladimir Putin, que ha tomado la iniciativa de aplicar el principio de "las esferas de influencia". El nuevo zar no ha digerido la muerte del imperio soviético y ha acumulado más de 100.000 soldados a las puertas de Ucrania, forzando así la apertura de negociaciones con Washington. Y exige el fin de la ampliación de la OTAN. "Nosotros no permitiremos levantamientos como los ocurridos el 2 de enero en Kazajstán", dijo. Arkady Poubrov, un experto ruso en Asia Central, señala la ambición del Kremlin de "cubrir la seguridad de la zona de influencia de Rusia". "Esto, agrega, mostrará que solo Rusia puede ser garante de la seguridad de Asia Central".
David Malpass, presidente del Banco Mundial, dice que "la economía mundial está confrontada simultáneamente con la covid-19, la inflación y la incertidumbre política" Fuera, "cerca 100 millones de personas suplementarias van a caer en situación de extrema pobreza", añade.
Respecto a China, el Centro de Investigación del Desarrollo del Consejo de Estado ha informado de que el desarrollo económico se recuperó con una expansión del PIB en más del 8%. Sin embargo, lejos de las trayectorias que dibuja la Administración de Pekín, la predicción de la economía es más imposible de predecir este año de lo habitual. El factor Xi Jinping está en el aire. Xi llevó a cabo un asalto sobre la generación Big Tech, la alta tecnología, junto con la crisis del sector inmobiliario. Entre los escombros, Jack Ma perdió el control sobre el comercio electrónico.
El desarrollo económico de China se recuperó con una expansión del PIB en más del 8%
En cuanto a la crisis del gran emporio inmobiliario Evergrande, el promotor del sector más endeudado del mundo está luchando para pagar más de 300.000 millones en pasivos. Evergrande Group abandonó la que fue su sede en la ciudad de Shenzhen, que es el Silicon Valley chino. No obstante, las acciones de Evergrande Group subieron la madrugada del viernes después de que evitó lo que habría sido un incumplimiento de pago de un bono público, lo cual le permite seguir a flote. Y en cuanto a avances tecnológicos más rápidos de llegar, probablemente serán los vehículos autoconducidos que prepara Alemania. Esto le queda a Europa. Algo es algo.