El consumo de cemento cayó un 13% en enero en Catalunya, con poco más de 157.000 toneladas, según datos provisionales de la patronal Ciment Català. La producción ha registrado una caída del 25%, con 180.000 toneladas. Con respecto a los 12 últimos meses, el consumo se sitúa en 2,1 millones de toneladas y la producción en 3,2 millones, pero desde Ciment Català han destacado la "fuerte caída" de las exportaciones, con un 22% menos que en el mismo periodo del año anterior. Ciment Català ha atribuido la caída por el incremento de costes en la energía eléctrica y de los derechos de emisión de CO2, "que penalizan la competitividad de las empresas catalanas" y, en consecuencia, su acceso a los mercados exteriores.
También ha apuntado a la "atonía" del mercado interior, con niveles de consumo propios de los años 60. La patronal ha atribuido eso a la "cronificada falta de inversión en infraestructuras" con 1.947 millones de euros de licitación oficial de obras en el 2019, por debajo de los 3.750 millones anuales por término medio en el periodo 2000-2019.
El presidente de Ciment Català, Salvador Fernández Capo, ha reclamado que cada una de las administraciones "apruebe presupuestos que confirmen un incremento de la inversión en obras públicas" y ha recordado que la licitación mínima y recurrente en infraestructuras "tendría que ser del 2,2% del PIB", que equivale a 5.400 millones de euros anuales. El año pasado en Catalunya no se llegó al 1% del PIB.
Fernández ha asegurado que la industria del cemento "está preparada para afrontar el abastecimiento necesario para la construcción y mantenimiento de infraestructuras relacionadas con el transporte y la movilidad, con el tratamiento de los residuos o el saneamiento y depuración del agua," entre otros.