"Hay algunos políticos catalanes a quienes les gusta simplemente el conflicto", ha asegurado el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, en su ponencia "Estabilidad y Sostenibilidad en un Estado descentralizado" en el Cercle d'Economia. En este sentido, Feijóo ha remarcado que a algunos les gusta el conflicto porque "consiguen más votos y más poder" y ha lanzado la siguiente pregunta: "¿Ese poder es útil para Catalunya?".
Una vez lanzada la pregunta, la (auto) respuesta. "La situación política de Catalunya no es la mejor", ha reiterado Feijóo ante la presencia de algunos empresarios como el president del Banc Sabadell, Josep Oliu, el expresidente de Gas Natural Fenosa Salvador Gabarró o el presidente del Consorci de la Zona Franca, Jordi Cornet, así como también políticos como el coordinador general del PP catalán, Xavier García Albiol, o el líder del PP en Barcelona, Alberto Fernández Díaz. "El pueblo decide, y supongo que todos los catalanes no estarán equivocados, porque no nos gusta la CUP y ERC", ha concretado.
Previamente, Feijóo ha iniciado su discurso reiterando que "un gallego tiene actitudes y aptitudes para empatizar con la realidad catalana". Y es que, según ha recordado, tanto gallegos como catalanes comparten una misma circunstancia: la de haber sido durante siglos "pueblos sin un Estado democrático" en el que poder participar libremente y con "un anhelo de autogobierno". Sin embargo, el recientemente reescogido presidente de la Xunta considera también que "hablar de Catalunya y Galícia o el Estado es una tautología", a la que algunos acuden con "imprecisión".
"Teléfonos rojos"
No a las "líneas rojas", pero sí a los "teléfonos rojos con una permanente comunicación". Esta es la propuesta de Feijóo para abordar el diálogo entre el gobierno central y la Generalitat donde tampoco tiene cabida la ley como "obstáculo", pero sí la empatía. Más concretamente, considera que se abre una nueva etapa política donde es necesario "desterrar la demonización de lo que se piensa o se siente" y esto implica que "es malo hacer un tabú de cualquier trato con el partido mayoritario en España" a la vez que "es poco saludable hacer exorcismos con el nacionalismo catalán". En definitiva, evitar "rivalidades más propias del fútbol".
En esta misma línea sin rojos, el dirigente popular apuesta para "rescatar la España de las autonomías" y conseguir así que las comunidades pasen de la periferia a una posición nuclear dentro del Estado español. Dicho de otro modo, Feijóo no quiere romper con la España autonómica, sino al contrario, hacerla más autonómica y "cumplir con toda su extensión mediante la reactivación de mecanismos dormidos o la creación de instrumentos nuevos". A su parecer, el gran "error" es mezclar financiación con "debate identitario", puesto que lo primero implica criterios objetivos como "el coste real de los servicios, su prestación o la estructura demográfica de los ciudadanos que reciben los servicios", mientras que lo segundo tiene una fuerte carga de subjetividad.
El Estatut como límite
"A mí me gusta como han ido las cosas hasta el Estatut", ha confesado Feijóo, ya que considera que en aquel momento, CiU defendía los intereses de Catalunya en el ámbito de la racionalidad. Y a pesar de que es difícil de explicar que en Catalunya no se le dé un concierto económico cuando los vascos y los navarros sí que lo tienen, se trata de "cambiar, plantear y discutir. El problema es cómo nos podemos de acuerdo en los contenidos del concierto, cómo se mide y qué se pondera". En esta línea, también ha lanzado la siguiente pregunta: "No sé si los ciudadanos de Barcelona pueden pedir un concierto económico a Catalunya. ¿Por qué Barcelona tiene que financiar otras partes de Catalunya?".
Todavía en materia económica, Feijóo también ha denunciado que dentro del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) se han "condonado" 1.500 millones en intereses por año a Catalunya. Un ejemplo de "sobrefinanciamiento sin pactarlo con el resto de comunidades ni informarnos". Hace poco más de una semana y media, el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, ya anticipó durante la XXI Jornada de Economía en S'Agaró que Feijóo ya les había advertido que "no espera aceptar nunca nada que pueda satisfacer a Catalunya".
Del mismo modo, Feijóo se ha preguntado si el derecho a decidir "tiene que ser limitado a un día y planteado como un duelo antiguo donde sólo uno de los contrincantes puede ganar o como un hecho prolongado en el tiempo en que todos los catalanes y españoles ganen?". Como también, ¿la libre determinación "tiene que adaptarse a un siglo donde todas las naciones viven en red o ser una repetición anacrónica de procesos descolonizadores de años pasados?". Nuevas preguntas y a menudo una misma respuesta: "el diálogo tiene que basarse en lo que se da todos los días: catalanes y españoles".