Todo parece indicar que más temprano que tarde la Unión Europea acabará cerrando por completo el flujo comercial con Rusia después de la invasión de Ucrania. Ahora bien, si finalmente Europa da este paso, ¿qué consecuencias tendría para el continente prescindir de los productos rusos, especialmente los energéticos? ¿Y para España? Pues la respuesta es que causaría un fuerte impacto económico en las economías europeas, en función de su dependencia de Rusia, por dos factores, en primer lugar, por la dificultad en sustituir los productos energéticos a corto plazo, que aumentaría la inflación todavía más, y también por la perturbación que provocaría la alteración de las cadenas de suministro globales, según publica este martes el Banco de España. Si nos centramos solo en el estado español, esta afectación sería menor, ya que España depende mucho menos de Rusia energéticamente que otros países como Alemania o Hungría. Ahora bien, hay que recordar que estas previsiones se tienen que coger con cautela porque son justamente previsiones y más teniendo en cuenta lo rápido que puede cambiar el escenario hacia Rusia y la guerra en Ucrania.
El supervisor español, en un artículo analítico, asegura que esta afectación a las economías europeas vendría por tres lados diferentes, el encarecimiento de las materias energéticas, la reducción de flujos comerciales y la pérdida de confianza de los mercados, que llevaría a un descenso del consumo y la inversión de todos los agentes económicos. De hecho, con las primeras sanciones, el Banco de España con una rebaja de las previsiones de crecimiento y un aumento de la inflación. Ahora bien, si los flujos con Rusia se cerraran del todo, el PIB español se vería afectado entre un 0,8 y un 1,4% el primer año. Para Alemania la afectación del PIB sería de entre un 1,9 y un 3,4%, una afectación que sería superior para Francia, que vería reducido su PIB en una horquilla del 1,2 y 2% y la afectación mayor serían para Italia, que tendría una reducción de entre el 2,3 y un 3,9%. Si vamos al total de la UE, esta afectación sería superior a estas 4 economías y la horquilla sería de entre el 2,5 y el 4,2%.
Con respecto a los sectores económicos más afectados, serían aquellos que dependen más de los carburantes y energía como el transporte, la industria de los metales básicos o la industria química, entre otros, mientras que el sector menos afectado sería el sector servicios. Con respecto a España, la industria automovilística o la producción farmacéutica, que tienen un alto nivel de dependencia de sus clientes y proveedores situados en otros países de la UE, se verían expuestas de manera indirecta a las limitaciones de producción a causa de las restricciones energéticas. En concreto, en torno a la mitad de la caída del PIB estimada para España sería causada por el cese de importaciones energéticas rusas a través de los flujos comerciales con el resto de los países de la UE
Estas afectaciones a priori son muy grandes, pero el Banco de España avisa de que solo serían impactos económicos a corto plazo, durante el primer año del corte comercial, ya que cuando se consiga sustituir los productos energéticos rusos, el impacto económico se reduciría en gran manera. De hecho, hay que recordar que la UE ya tenía en la cabeza antes del inicio de la guerra ir reduciendo progresivamente la dependencia de combustibles fósiles como el gas y el petróleo rusos con el programa REPowerEU, que busca diversificar las fuentes energéticas de la Unión.
A medio y largo plazo, la capacidad de Europa de sustituir las importaciones rusas y adaptar sus procesos productivos, señala el Banco de España, marcará las afectaciones económicas, aunque confía en que los Estados puedan hacerlo y reducir las afectaciones de manera gradual a la espera de la adaptación completa a la falta de productos rusos por parte de los países europeos.