Ha costado nueve meses, pero Yolanda Díaz ha conseguido acordar la reforma laboral con patronal y sindicatos antes de acabar el año. Mañana mismo será aprobada por el Consejo de Ministros a través de un real decreto ley. Pero ahora llega una segunda fase, no más fácil a priori: antes de un mes, el Congreso de los Diputados la tendrá que convalidar. Algunos de los socios del Gobierno como ERC, el PNV o EH Bildu reclaman reformar determinados aspectos que no les satisfacen y ya han advertido que reclamarán que se tramite en las Cortes como proyecto de ley, para poder enmendarlo. Y la patronal CEOE ha contraatacado este mismo lunes: si se toca el acuerdo alcanzado con La Moncloa, amenazan con salirse del pacto.
El viernes pasado, víspera de Navidad, el coordinador de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ya advirtió que no regalarían nada al ejecutivo central y que no avalarán la reforma laboral "tal y como está redactada". En este sentido, la izquierda abertzale quiere cerrar filas con Esquerra Republicana para reformar determinados aspectos. "Empezamos hablando de la derogación integral, después acabamos hablando de los aspectos más lesivos y ahora, ni eso," lamentó Otegi. En las últimas horas también se ha sumado el PNV. Su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, también ha recordado que "ahora mismo están en el no" y que hay que tocar ciertos aspectos, como que prevalezcan los convenios autonómicos por encima de los estatales. Así, al Gobierno todavía le queda un largo trayecto.
Este mismo lunes, en una entrevista en RNE, el presidente de la patronal Confederación Espanyola de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, ha defendido el acuerdo alcanzado con el Gobierno y los sindicatos mayoritarios, asegurando que puede generar "mucha paz social" y también estabilidad. "Estamos satisfechos. Como en todo acuerdo, siempre hay puntos que te habría gustado más", ha defendido el líder de los empresarios. "Si me preguntaran si es mi reforma laboral, posiblemente no. Pero por eso está pactada", ha remachado en este sentido. A partir de aquí, ante los cambios, han empezado las advertencias.
"Lo pactado no se toca", ha respondido, contundente, Garamendi, que ha remachado: "El parlamento es el que tiene la legitimidad de aprobarla o no, para que quede claro, pero entonces no será nuestro pacto". Preguntado justamente por los cambios que plantea el PNV con respecto a la primacía de los convenios autonómicos, el dirigente de los empresarios ha estado todavía más tajante: "Como muchas otras cosas, no. Porque rompería la unidad de mercado y nos generaría 17 problemas diferentes. Si eso entrara, desde luego que nosotros saldríamos del pacto".
El PSOE intenta calmar los ánimos
En este contexto, en la víspera de su aprobación en Consejo de Ministros, el PSOE ha tratado de calmar los ánimos. En rueda de prensa después de la ejecutiva, el portavoz de la ejecutiva Felipe Sicilia ha defendido el pacto tripartito y ha hecho un llamamiento al conjuntos de grupos para que este acuerdo se mantenga "el máximo posible". En este sentido, pregunta tras pregunta, Sicilia se ha mostrado "convencido" de que el conjunto de grupos parlamentarios, especialmente los socios de La Moncloa, "saben de la importancia del acuerdo y de la necesidad de esta reforma laboral". No ha aclarado cómo se tramitará al Congreso porque corresponde a las diferentes formaciones. Curiosamente, el dirigente de Ferraz ha evitado mencionar a la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz pero sí ha agradecido el trabajo de la vicepresidenta primera Nadia Calviño.
En términos similares se han pronunciado desde de Unidas Podemos. Si bien ha asegurado que hay que respetar a "todo el mundo que pide más", el portavoz parlamentario Pablo Echenique ha defendido que el acuerdo alcanzado es "un paso muy importante en la buena dirección". En este sentido, ha anunciado que su grupo abrirá una ronda de contactos con los socios del gobierno para buscar el apoyo a la iniciativa.