La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) que ha ratificado la anulación de la concesión de la empresa pública Aigües Ter-Llobregat (ATLL) a un consorcio liderado por Acciona, ha vuelto a situar bajo los focos la figura de Joan Pinyol, cerebro de aquella polémica privatización. Se da la circunstancia que Pinyol es ahora uno de los máximos promotores de la municipalización de Aigües de Barcelona (Agbar) que intenta llevar a cabo la alcaldesa Ada Colau.
La trayectoria de Piñol está marcada por la paradoja. Durante muchos años próximo a CiU, actualmente es un cargo de confianza de Barcelona en Comú, la plataforma de Colau, que en agosto del 2015 lo fichó como responsable de Medi Ambient del Àrea Metropolitana de Barcelona (CON).
Pinyol es próximo a Eloi Badia, concejal de Presidència, Aigua i Energia en el ayuntamiento de Barcelona. A la vez Badia es vicepresidente de Medio Ambiente del AMB. El nombramiento de Pinyol como director de Medio Ambiente del AMB fue una sorpresa en su día, vista su vinculación hasta entonces con los equipos de CiU en varios organismos públicos.
A Pinyol se le atribuye un pasado turbio en sus inicios como consultor al servicio de ayuntamientos gobernados por la extinta coalición nacionalista. En el 2011, Lluís Recoder, entonces conseller de Territori en el primer gobierno de Artur Mas, lo fichó como gerente de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA). Desde este cargo participó en el diseño de la operación de privatización y adjudicación de ATLL a un consorcio encabezado por Acciona. Operación efectuada en diciembre del 2012, que tenía que reportar 1.000 millones de euros a las exhaustas arcas de la Generalitat, en pleno estallido de la crisis.
La guerra del agua
Fue el inicio de la llamada "guerra del agua". El concurso mediante el cual se concedió la gestión de ATLL a Acciona fue recurrido entre otros por Agbar y el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) lo revocó el 22 de junio del 2015. Una sentencia ratificada esta semana por el Supremo.
Pinyol llegó a la gerencia del ACA después de que lo hiciera su director, Leonard Carcolé, máximo responsable de la adjudicación de ATLL -que, a la vez, presidía-. Carcolé dimitió en 2013, ya en la etapa como conseller de Territorio de Santi Vila, a raíz de la crisis abierta por la sentencia del TSJC. Y Pinyol fue recolocado en el Institut Català del Sol (Incasòl) como gerente.
Del Incasòl, Pinyol pasó en 2015 al AMB. Desde su nueva responsabilidad, y junto con otros operadores, ha recurrido ahora el incremento del 11,8% de la tarifa del agua en alta suministrada por ATLL -gestionada por Acciona- y aprobado por el Consejo de Administración de la ACA.
Sin el pleno de condiciones de la adjudicación del ATLL, cuya redacción se atribuye a Pinyol en su etapa de gerente de laACA, el incremento habría sido imposible. La subida se aprobó el 28 de diciembre del 2017, día de los Santos Inocentes.
Hay quien cree que Pinyol ya tendría que haber dimitido o que sus nuevos jefres políticos, Badia y la alcaldesa Colau, lo tendrían que haber cesado. Pero ahora lo necesitan para intentar municipalizar Agbar. La guerra del agua continúa y Pinyol sólo ha cambiado de trinchera.