La apuesta más importante en esta legislatura de la Comisión Europea liderada por Ursula von der Leyen, sin duda, la lucha contra el cambio climático y la descarbonización de la Unión Europea. Por eso se ha apostado por un plan que tiene que reducir las emisiones contaminantes en, como mínimo, un 55% de cara a 2050. Con el fin de conseguirlo hay muchos programas en marcha que abrazan desde el transporte hasta la gestión de los bosques, pasando por la pesca o el precio de las emisiones de CO₂.
Ahora bien, en la última semana ha saltado una nueva polémica a raíz de la última propuesta de la Comisión Europea sobre lo que se tendría que considerar o no energía verde. Dentro de esta propuesta, pasarían a ser energías verdes tanto el gas natural como la energía nuclear, que hasta ahora no se habían considerado como tal porque la primera emite gases contaminantes, pocos, pero emite y la segunda el problema llega con los residuos que son altamente contaminantes porque son radiactivos.
¿Partiendo de esta base, la gran pregunta es por qué se quiere dar este paso precisamente ahora? ¿Están a favor los Estados miembros? Si cogemos las palabras textuales de la Comisión, aseguran que "teniendo en cuenta el asesoramiento científico y el actual" se considera que hay espacio para que tanto el gas natural como la energía nuclear tengan un papel relevante con el fin de facilitar "la transición hacia un futuro basado predominantemente en las renovables". Lo que busca esta propuesta es dar más importancia a estos dos tipos de energía de cara a hacer la transición y dar la posibilidad de pasar de combustibles y energías mucho más contaminantes, como el diésel o la gasolina, en las renovables, es decir uno la idea es que sean una inversión intermedia entre las renovables y los combustibles fósiles actuales.
De hecho, el Ejecutivo comunitario añade que se trata de una propuesta "pragmática y realista" que pretende fomentar el desmantelamiento de las plantas de carbón para conseguir la neutralidad climática en 2050, basada en varios informes científicos, como el del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Clima (IPCC).
Además, esta propuesta, si finalmente es aprobada por el Parlamento Europeo y por los Estados, provocará que las inversiones en centrales nucleares, siempre que reciban el permiso de construcción antes de 2045 y que se construyan cementerios para gestionar residuos nucleares de alto riesgo, y que las inversiones en gas natural, siempre que provenga de energías renovables con permisos concedidos antes de 2030 y que emitan menos de 270 gramos de CO₂/kWh o menos de 100 gramos de CO₂/ kWh si se invierte plantas ya existentes, puedan recibir subvenciones de los fondos europeos.
¿Cuáles es el posicionamiento de los diferentes Estados?
Los Estados han tenido una respuesta dispar a esta propuesta de la Comisión, como pasa con la inmensa mayoría de las propuestas que venden de Bruselas. Si miramos el Estado español, la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ya avisó el domingo pasado que España, no está a favor de la propuesta porque supondría "un paso atrás" y "una señal errónea" para los mercados financieros. En más, recalcó que "independientemente que puedan seguir abordándose inversiones en la una o la otra, consideramos que no son energías verdes ni sostenibles".
Ahora bien, con lo que sí que está de acuerdo España es que tanto la energía nuclear como el gas natural tienen un papel en la transición, sin embargo, "limitado en el tiempo", por lo cual tienen que tratarse aparte y no como verdes, donde están otras energías clave para la descarbonización y sin riesgo ni mal ambiental.
En la misma línea encontramos en Alemania, que también criticó la propuesta. De hecho, la ministra de Medio Ambiente, Steffi Lemke, aseguró que es "error absoluto que la Comisión Europea tenga la intención de incluir la energía nuclear en la taxonomía de actividades económicas sostenibles de la UE" y fue más allá recordando que la nuclear es "una forma energética que, de un lado, puede llevar a catástrofes medioambientales devastadoras y por el otro, deja grandes cantidades de residuos peligrosos altamente radiactivos" y que, a consecuencia, no puede ser sostenible. Por otra parte, Lemke, también ha considerado en los últimos días que es poco probable que se pueda detener esta propuesta de la Comisión, ya que un cambio en la propuesta presentada necesitaría una mayoría en el Consejo Europeo, lo cual se presenta como una opción difícil de conseguir.
Vamos ahora hacia los Estados que están a favor, el más importante de los cuales ha sido Francia, que tiene una gran red de centrales nucleares y se alimenta, en gran parte, gracias a ella. De hecho, fue el mismo presidente francés, Emmanuel Macron, quien defendió esta propuesta de la Comisión en una entrevista en Le Parisien.
En este sentido, Macron justificó que a pesar de las críticas por los riesgos de funcionamiento de las plantas atómicas y por los residuos radiactivos que generan, con duración durante centenares de años, la ventaja de la nuclear es que permite "producir energía de forma descarbonizada y no intermitente", mientras que las renovables "tienen una debilidad", y es que "son intermitentes", afirma. Para acabar, el presidente francés defendió la nuclear como medida para que Europa gane independencia energética y deje de depender de terceros, cómo podría ser el norte de África o Rusia.
La sociedad civil, mayoritariamente en contra
Una cosa son los Estados, una cosa muy diferente es la sociedad civil. Aquí vemos como entidades como las organizaciones ecologistas o las de consumidores no están a favor de la propuesta y, por ejemplo, el Foro Nuclear sí que está a favor.
Por su parte, los ecologistas han calificado de "despropósito, error garrafal y lavado de imagen de industrias contaminantes" la propuesta. De hecho, en declaraciones en Efe, algunas de las principales organizaciones han expresado su rechazo "absoluto" y han reclamado la exclusión de las dos fuentes energéticas y su desaparición total.
Por la parte de los consumidores, la Asociación de Consumidores Europeos (BEUC) aseguró este lunes que la propuesta no es una herramienta fiable para financiar proyectos respetuosos con el medio ambiente. "En su estado actual, no tenemos más remedio que alertar a los consumidores de no confiar en la taxonomía como una herramienta para tomar decisiones sobre inversiones verdes", aseguró la directora general de la organización, Monique Goyens. Además, señaló que la energía nuclear y el gas natural "podrían ser necesarias para la transición" energética, "pero eso no significa que tengan que anunciarse a los consumidores como verdes".
Por la otra parte, el presidente del Foro Nuclear, Ignacio Alaruce, celebró la propuesta de la Comisión, aunque aseguró que en España este planteamiento "no cambia nada" y se mantendrá el cierre escalonado de las centrales nucleares para 2035. En declaraciones también en Efe, Alaruce defendió el borrador comunitario es el "paso adecuado" porque pone en su lugar la importancia de las nucleares en el proceso de transición energética, en lo que añadió que "es de toda lógica" la propuesta a lo que añadió que "te guste o no te guste", la energía nuclear es necesaria para la descarbonización.