Ya alertaron en el último balance trimestral y ahora dan un paso más allá para materializar su malestar. Las principales entidades financieras españolas han vuelto a dejar muy clara hoy su oposición al nuevo impuesto que grabará temporalmente los ingresos del sector, faltando cerrar el trámite parlamentario, e incluso han avanzado que estarían dispuestas a recurrir si lo consideran necesario. De todos los directivos bancarios que han participado en el XIII Encuentro del Sector Financiero, organizado en Madrid por KPMG, la que ha hablado más claro ha sido, la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, que ha dicho que lo recorrerán "al día siguiente de pagarlo". En la misma línea, el consejero delegado de BBVA, Onur Genç, ha dicho que la tasa será perjudicial al crecimiento económico de España, y ha acusado al gobierno de Pedro Sánchez, sin mencionarlo explícitamente, de querer restringir la actividad de la banca, que es eso que se persigue cuando se ponen nuevas tasas a un sector determinado. Por su parte, el consejero delegado de Santander España, António Simões, ha dicho que la tasa "no es la mejor manera de combatir la inflación" y que será mala "para la economía española".
Malestar unánime
Los 3.500 millones adicionales en impuestos que se quieren recaudar equivalen a 50.000 millones menos en crédito a la economía real que podrá conceder el sector, por eso se trata de una decisión "equivocada". El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, ha asegurado que de momento la entidad estudiará detenidamente el texto final del nuevo impuesto, para comprobar que se ajusta a derecho, antes de decidir si lo recurren o no, como es su obligación como gestores. También ha sido muy crítico el consejero delegado del Banco Sabadell, César González-Bueno, que ha acusado al gobierno de articular la tasa "con prisas" y no caer, por ejemplo, en la contradicción que supone que el texto prohíba trasladar el gasto a la clientela, y que el supervisor europeo, el EBA, los aconseje que lo hagan siempre que afronten gastos extraordinarias. Por su parte, el "número dos" de Ibercaja Banco, Víctor Iglesias, ha advertido que, si la tasa sigue adelante, es "muy probable" que la recorran, ya que consideran que se basa en argumentos inciertos, ya que el sector no tiene beneficios caídos del cielo y hay que ver si los tipos de interés mayores se traducen en más beneficios. Y el consejero delegado de Unicaja Banco, Manuel Menéndez, también ha dicho que la tasa no está justificada porque, entre otras cosas, la subida de los intereses no implica aumentos de los beneficios, ya que también influye el coste del riesgo, para no hablar de los años en que las entidades han tenido que hacer negocio con unos intereses negativos.
En representación del sector, la presidenta de la patronal de la banca española, el AEB, Alejandra Kindelán, ha insistido en que este no es el momento más acertado para gravar el sector con un nuevo impuesto, que ha calificado de negativo "para la seguridad jurídica". Y desde el punto de vista del supervisor europeo del sector, el EBA, el presidente del organismo, José Manuel Campa, ha dicho que aunque se tienda a pensar que con más intereses los bancos obtendrán más beneficios, la realidad puede ser muy diferente. Y es que, el "deterioro constante de la economía puede suponer un menor flujo de crédito", de manera que el negocio bancario se reduce, y además, tendrán que asumir más costes de financiación y el contexto económico actual afectará también a la calidad de activos, con un aumento de la morosidad tanto en hogares como en empresas.
A grandes rasgos, las entidades consideran que los tipos de interés podrían subir el año que viene un poco más de lo que prevé el mercado y situarse entre un 3 y un 4% y durante un poco más de tiempo de lo que se cree, ha considerado CaixaBank, a pesar de dejar claro que es imposible saberlo, vista la volatilidad actual. Así pues, consideran que la lucha contra la inflación tendrá éxito pero será más gradual de lo que se cree y habrá que esperar que se controle la subyacente.