El Banco de España finanza buenas parte de las vacaciones de sus más de 3.000 trabajadores con dinero público. Los trabajadores, que forman parte de la élite de funcionarios de España, cuentan con una gran variedad de posibilidades a la hora de organizar sus vacaciones y a un coste reducido, ya que buena parte del gasto la paga el Banco. Según revela este martes eldiario.es, el 60% del precio total del programa se financia con las aportaciones de los empleados y el resto a cargo del Banco de España. "No obstante, si se trata de vacaciones invernales, el empleado aporta solo el 40%", haciendo referencia al acuerdo que tiene el Banco de España.
Este beneficio para los funcionarios es histórico y provoca una factura millonaria del supervisor bancario. Un trabajador del Banco de España entra en este cargo por oposición y su sueldo es bastante más elevado que cualquier otro funcionario de la administración pública. Según los datos del Banco de España, un subdirector general tiene un sueldo de aproximadamente 160.000 euros al año, lo que representa casi el doble del sueldo que se cobra por este mismo lugar en el resto de la Administración. Sobre este salario se configuran el resto de los privilegios que se otorgaron durante la dictadura franquista, como las vacaciones.
Residencias de empleados
Según detalla eldiario.es, el Banco de España ofrece dos alternativas a sus trabajadores. Por una parte, tienen dos "residencias de empleados", que son propiedad del organismo público: una es un castillo reformado a mediados del siglo XX con vistas en el mar, situado en Roda de Barà. El otro se trata de una casa en la localidad madrileña de Cercedilla, situada en la sierra de Guadarrama y cerca de las pistas de esquí. Aparte, también contrata con varias agencias de viajes para pagar una parte de las vacaciones de sus trabajadores en hoteles y apartamentos turísticos. El Banco de España defiende que estas dos residencias "se utilizan como centro de formación y para hacer reuniones de trabajo", pero el citado diario contradice esta función y asegura que esta no es su principal función, sino que, el castillo de Tarragona sirve únicamente como residencia de vacaciones, ya que incluso tiene instalaciones deportivas, un minigolf o zonas de juego infantiles.
Estas dos residencias suponen un alto coste para el Banco de España. La gestión y la explotación de la casa de Cercedilla y de Roda de Barà está subcontratado a la empresa Eurest Col·lectivitats, filial del grupo Compass. El año 2017, el Banco de España adjudicó un contrato de dos años, prorrogables, por un importe conjunto de 8,2 millones de euros: es decir, 4,1 millones cada año. El año 2020, dentro del plan|plano de contratación anual, se añadió un nuevo proceso "plurienal", que elevó el precio a los 4,3 millones anuales, explica el diario.
Aparte, se tienen que tener en cuenta los gastos en mantenimiento, reformas o renovación del mobiliario, que suponen más de 2 millones de euros que el Banco de España ha destinado en 4 años en decenas de contratos. Desde gastos menores, como uno nuevo lavavajillas, o aire acondicionado, hasta más costosos como la instalación de alarmas o la reforma de la fachada.
Gastos ocultos: hoteles y apartamentos
El coste de este tipo de beneficios adquiridos por los trabajadores no se explican en las cuentas anuales del Banco de España, según explica el citado diario, sino que este gasto se incluye en una partida genérica "de acción social". En el presupuesto de 19,65 millones de euros, se incluye "las prestaciones y beneficios que tienen por objeto mejorar las condiciones personales o familiares del empleado". El total de los beneficios laborales suponen un coste de 6.016 euros al año por cada funcionario.
La consulta en un portal de transparencia de contratación pública y del mismo Banco de España destapan que en los últimos cuatro años hay un gasto de 4,5 millones anuales destinado a subvencionar apartamentos y hoteles, además del coste que suponen las dos residencias vacacionales propias. Con respecto a reservas de hoteles, de apartamentos turísticos y viajes culturales, la factura del 2022 se eleva hasta 663.157,09 euros, sin contar impuestos, repartidos en una docena de contratos con diferentes agencias de viajes, según asegura eldiario.es. Esta cifra es todavía más elevada que la del año anterior, que suponían un coste de 567.000 euros, aunque este dato estaba alterado porque el turismo fue uno de los principales sectores castigados por la pandemia. Según el documento de adjudicación pública, el presupuesto máximo del banco para este año y el próximo es de 2,68 millones de euros.