Cada vez está más cerca la reindustrialización de las plantas de Nissan en Barcelona. La última propuesta es del grupo belga Punch, que quiere fabricar 46.144 vehículos el año 2025 y 75.678 el año 2030 en las plantas que Nissan dejará a finales de este año en la capital catalana, sumando tecnologías diferentes como los vehículos diésel y los de hidrógeno, un volumen que permitiría mantener la plantilla actual así como garantizar buena parte de la red de proveedores.
Este es el escenario que han dibujado este martes los principales directivos del grupo en una conferencia de prensa en Barcelona, en la cual han presentado el prototipo de furgoneta impulsada con hidrógeno caliente que pretende fabricar en Barcelona, junto con otros vehículos comerciales ligeros con tecnología de baterías. La propuesta que Punch ya ha llevado a la comisión de reindustrialización de Nissan -en la cual están representados el Gobierno, el Gobierno y los sindicatos- prevé una inversión de 650 millones de euros hasta el 2027, de los cuales 80 servirían para construir una nueva planta de pintura.
Los planes de la compañía, que quiere dar el salto a la fabricación de vehículos, son producir furgonetas diésel a partir de 2023 y pasar después a los motores de hidrógeno, además de fabricar también vehículos eléctricos para el reparto, como por ejemplo furgonetas. En esta línea, Punch prevé que, a partir de mediados de 2024, podría arrancar la producción de los vehículos en motor de hidrógeno en las instalaciones de Barcelona.
En concreto, el objetivo es fabricar en 2022 un total de 23.358 vehículos diésel y 18.294 en motor de hidrógeno en Barcelona; y llegar en 2030 en los 35.945 de diésel y 31.213 de hidrógeno. Dado que el diésel es un combustible que tiene ya fecha de caducidad en la UE, el grupo belga pretende comercializar estos vehículos en países del exterior como Australia, Nueva Zelanda y algunos de África, con normativas menos exigentes con respecto al medio ambiente.
Conservar trabajadores y proveedores
Con respecto a la mano de obra que necesitaría, el grupo ha confirmado que llevará a cabo una incorporación gradual de trabajadores hasta conseguir los 2.000 empleos directos el año 2025 y "conservante la actual base de proveedores locales". "Hemos querido ser presentes aquí para demostrar nuestra firme apuesta por un futuro sostenible y a largo plazo para las plantas de Nissan en Barcelona, liderando la transición hacia un futuro libre de carbono a través de múltiples tecnologías basadas en la electricidad y el hidrógeno", ha asegurado al consejero delegado de Punch, Guido Dumarey. En una segunda fase, la planta de Punch en Barcelona también atraería la producción de hasta 10.000 patinetes eléctricos que la compañía está ahora fabricante en Turísn.
Los 650 millones que proponen invertir incluyen 50 millones de ayudas públicas y un crédito de 100 millones sostenido por el Estado. La inversión podría llegar a los 1.000 millones el año 2030, según el exdirectivo de Nissan y responsable del proyecto, Andy Palmer.
Dumarey ha puesto en valor su propuesta para hacerse con las fábricas de Barcelona, Sant Andreu de la Barca y Montcada i Reixac en relación con otros candidatos asegurando que ponen sobre la mesa una alternativa industrial con puestos de trabajo de calidad. "No somos ni Amazon ni McDonalds", ha dicho.
El grupo belga confía en obtener una respuesta positiva a su propuesta de la comisión de reindustrialización de Nissan, que tendría que anunciar su decisión sobre la adjudicación de las plantas a finales de septiembre. Palmer ha afirmado que su proyecto para las instalaciones de Nissan es compatible con la creación de un 'hub' de descarbonización, otra de las iniciativas que tiene sobre la mesa la comisión de reindustrialización, aunque cree que tendría que buscar otra ubicación.
Con una facturación de 500 millones de euros anuales, Punch fabrica desde transmisiones automáticas hasta motores, sistemas de almacenamiento y recuperación de energía cinética o piezas de chasis de aluminio forjado. En la actualidad cuenta con 1.750 empleados y fábricas en Francia, el Reino Unido, Italia y Eslovaquia, además de trabajar en la China a través de una filial.