El investigador del Instituto de Ciencias Fotónicas de Barcelona (Icfo) Romain Quidant y el investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) Borja Ibáñez han sido premiados con el I Premio a las Ciencias e Ingeniería y el XII Premio a la Investigación Biomédica, respectivamente, que otorga la Fundació Banc Sabadell presidida por Miquel Molins. Cada uno de los jurados ha sido presidido por el exconseller d'Economia i Coneixement Andreu Mas-Collell y el catedrático de la Universidad de Oviedo Carlos López Otín. Un reconocimiento doble al talento y a la pasión por la investigación.
Quidant: "nanopinzas"
Romain Quidant (Dijon, Francia 1975) es doctor en Física por la Universidad de Dijon y trabaja en el ICFO desde 2002. Su investigación se centra en el estudio de propiedades nano-ópticas. O lo que es lo mismo, propiedades ópticas de las nanoestructuras. Y es que según Quidant, "cuando la luz interactua con nano objetos surgen unas propiedades ópticas que no existen a escala mayor".
Con la luz y la nanofotónica, se abre un mundo de posibilidades (en especial, para la biomedicina): "una caja de herramientas única para solucionar problemas científicos." A modo de ejemplo, unas "nanopinzas" que con el poder de la luz permiten atrapar y mover "de forma no invasiva" partículas tan pequeñas como las moléculas o los virus. Manipular sin modificar.
Otra potencial línea de estudio surge de un laboratorio analítico en un dispositivo. Con tan solo una gota de sangre, se pueden detectar biomarcadores para prevenir enfermedades. "Llevar el laboratorio al paciente y no el paciente al laboratorio", ha añadido.
Ibañez: control de adrenalina
Borja Ibáñez (Madrid, 1975) es doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid. Combina su investigación en el CNIC con la actividad clínica como cardiólogo intervencionista y su liderazgo en el recién creado CIBER de enfermedades cardiovasculares. Ha sido premiado por su contribución en la lucha contra enfermedades cardiovasculares. "Innovadora". En concreto, es pionero por una terapia que reduce el impacto del infarto agudo de miocardio.
Pero, ¿cómo? Tras descubrir que los receptores de adrenalina y las células inflamatorias circulantes juegan un papel importante en el daño que se produce en el corazón cuando se sufre un infarto... La respuesta: "Si podemos bloquear estos receptores de adrenalina de forma muy precoz durante un infarto, la medida final de la cantidad de músculo cardíaco que queda dañada es mucho más pequeña que si no bloqueamos estos receptores".
Y, entonces, el resultado: una terapia preventiva bloquea los receptores de adrenalina intravenosa y reduce en un 25% las lesiones cardiovasculares tras sufrir un infarto. Administrarlo en la misma ambulancia "puede mejorar la calidad de vida de los pacientes." Como apunte final, Ibañez ha advertido que "en los próximos años podemos llegar a una situación paradójica en la que tengamos la tecnología pero no todos los pacientes tengan los recursos para pagarla."