La riqueza financiera neta de las familias y las entidades sin ánimo de lucro (ISFLSH), que se mide por la diferencia entre los ahorros que guardan y las deudas que tienen, creció un 8% interanual hasta septiembre de 2021 y se situó en 1,69 billones de euros, impulsada en gran parte por el ahorro.
Según los datos publicados este martes por el Banco de España, dentro de este indicador, los activos financieros netos, es decir dinero en efectivo, acciones, depósitos y valores en renta, de hogares y las entidades sin ánimo de lucro representaron el 144,3% del producto interior bruto español, 7,4 puntos porcentuales más que un año antes.
Estos activos financieros habían crecido un 5,8% a cierre de septiembre, hasta los 2,46 billones, gracias, en gran parte, a la contratación de depósitos y a la adquisición de participaciones en fondos de inversión, por un importe total de 67.400 millones. El grueso de los activos financieros de los hogares, el 41% del total, se mantuvo en efectivo y depósitos, seguido de participaciones en el capital (24%), seguros y fondos de pensiones (16%) y participaciones en fondos de inversión (16%).
Aumenta la deuda
Por su parte, la deuda consolidada de las empresas y de los hogares y entidades sin ánimo de lucro alcanzó los 1,65 billones de euros en el tercer trimestre del ejercicio, moderándose al 140,9% del PIB, aunque supone un repunte del 1,4% respecto al tercer trimestre de 2020.
El incremento de la deuda agregada es fruto de un aumento de la deuda consolidada de las sociedades no financieras desde los 932.000 a 954.000 millones de euros, alcanzando un 81,1% del PIB (si se incluyese la deuda interempresarial, la ratio sería del 104,8%), mientras que la de los hogares y entidades sin ánimo de lucro creció ligeramente desde los 701.000 a los 704.000 millones de euros, hasta situarse en el 59,8% del PIB, frente a 61,2% de septiembre de 2020 y a 57,4% en el mismo periodo de 2019.
Las operaciones netas acumuladas en los cuatro últimos trimestres, correspondientes a la financiación consolidada recibida por las empresas y los hogares entidades sin ánimo de lucro, fue de 29.200 millones de euros, lo que representó un 2,5% del PIB. En términos netos, las sociedades no financieras captaron financiación nueva equivalente al 2% del PIB, mientras que los hogares entidades sin ánimo de lucro captaron financiación por un importe que supuso el 0,5% del PIB.