"Este trabajo no es para mujeres ni para hombres, es para personas preparadas" o "Actúa como si no hubiera fracaso" son algunos de los mensajes que evocan las mujeres que han conseguido traspasar las fronteras estigmatizadas del mundo laboral. En motivo del 8 de marzo, El Nacional ha tenido la oportunidad de hablar con 8 mujeres que han roto barreras y han llegado a posiciones importantes en sectores socialmente considerados masculinos. Ocho miradas femeninas que nos acercan a la realidad laboral de ser mujer en un mundo de hombres. Son la directora de Relaciones Institucionales de Nissan, Noemí Moya; la consultora de DiverInvest, Carol Daunert; la gerente de la textil Four Factors, Eva Panicello; la directora general de los Servicios Funerarios PFB, Ana Gassió; la presidenta de Kreston Iberaudit, Mercè Martí; la propietaria y cocinera del restaurante Semproniana, Ada Parellada; la fundadora de SocialCar, Mar Alarcón y la directora del master en Marketing de ESADE, Isa Moll.
La masculinización de muchas profesiones es todavía una realidad, así como el poder y la responsabilidad en el sector económico y empresarial es socialmente entendido como una pertenencia de los hombres, que se rompe pizca en pizca, pero que todavía mantiene unos estigmas potentes. En datos, la brecha de género en puestos de responsabilidad supone una pérdida del valor añadido al PIB estatal de hasta el 15%. En el conjunto de España, las cúpulas empresariales solo comprenden un 20,3% de mujeres, un total de 268. En Catalunya, un 70% de las empresas no cuentan con ninguna mujer en sus cúpulas, y el poder sigue siendo hoy día un mundo masculino. Horarios masculinos, visión masculina y una gestión empresarial sesgada que hace difícil la conciliación con la vida familiar y personal. Gran parte de estas ocho mujeres forman parte de la Asociación Liderazgo 50a50 defendiendo la paridad en las cúpulas como una necesidad "para canviar estos patrones".
Las mujeres deben tener claro que pueden compatibilizar la maternidad con un buen trabajo"
Como ejemplos, el sector tecnológico tiene menos de un 30% de trabajadoras mujeres; en automoción, sólo el 16% de los puestos directivos están en manos femeninas, y el sector de servicios funerarios sólo cuenta con un 28% de mujeres. La conciencia de género en la empresa es cada vez más un tema urgente en la agenda política y económica, y "lo que tenemos que trabajar es que las mujeres tengan claro que pueden compatibilizar la maternidad con un buen trabajo y no se echen atrás", apunta a Mercè Martí. "Uno tiene que tener muy claro que no tiene ninguna diferencia con respecto a las capacidades para conseguir un sitio de responsabilidad por motivos de sexo", asegura a Ana Gassió.
La importancia de la mirada femenina en el mundo empresarial y los nuevos liderazgos es un tema súmament estudiado pero todavía poco practicado. ¿Pero por qué son necesarias las mujeres en los puestos de responsabilidad? "Aporta una riqueza espectacular, porque vemos cosas que los hombres no ven, y cuando juntas las dos visiones los resultados son mejores", apunta Mar Alarcón. "Cuando somos pocas nuestra opinión no se siente lo suficiente, y tienes que hacer un dobles esfuerzo para que tu opinión se tenga en cuenta, y eso es muy cansado". Al mismo tiempo, "con diversidad, los resultados serían mucho mejores, en términos de riqueza, de eficiencia, de progreso...".
Las cúpulas deben representar los intereses de la sociedad real, que está formada por hombres y mujeres"
"Hacen falta mujeres para cambiar las cosas", explica Gassió. "Cuando yo entré, en ninguna funeraria había ninguna mujer, fui la primera, y empecé a contratar mujeres y ahora hay en todos los departamentos; así ya están cambiando las cosas". "Se tienen que abrir puertas". Por su parte, Noemí Moya apunta la necesidad de la diversidad en el liderazgo "por el hecho de que la mujer aporta una perspectiva muy diferente". Al mismo tiempo, Carol Daunert apunta que "hay trabajos que los hombres hacen mejor y otros que las hacemos mejor las mujeres por las características de cada uno, y por lo tanto también es normal que haya ciertos sectores con más presencia de hombres y de otros con más mujeres, pero lo que no queremos es que el hecho de ser mujer corte un desarrollo profesional, sino que tanto si somos hombres como mujeres tengamos las mismas oportunidades".
Los hombres tienen miedo que les quiten la silla, su posición dominante"
"Es importante que el reflejo real de la sociedad, que está formada mitad por hombres y mitad por mujeres, se vea representado también en las cúpulas empresariales y recogida en las decisiones que se toman", menciona Isa Moll. "Estamos hablando de una sociedad más robusta, más eficiente, más democrática y más inclusiva; la paridad es un criterio fundamental", asevera Moll. "Tarde o temprano llegaremos, pero es una pena que cueste tanto". ¿Pero por qué cuesta tanto? "La mujer ha hecho una evolución importantísima en los últimos años, pero todavía arrastramos una cultura patriarcal y los hombres que están al poder no quieren cederlo. Y para que puedan entrar mujeres en los órganos de decisión, tiene que salir alguien, y estas son las grandes resistencias; a los hombres les cuesta mucho dejar la silla". En esta línea, Eva Panicello añade que "yo no creo que a las mujeres les tire atrás el poder, como se dice a veces, sino más bien es el hecho que los hombres tienen miedo de que les cojan su posición como aspecto dominante."
La necesidad de referentes femeninos
"Hay muchas mujeres muy valiosas y muy potentes pero no son tan visibles como lo tendrían que ser, porque inspiran", apunta a Isa Moll. "Nos faltan profesionales mujeres en el mundo de las ingenierías, informática, etcétera, y es necesario que salgan más y se hagan visibles, es una manera de empoderar". Y también "los libros de texto, que rara vez hablan de nombres femeninos, cuando históricamente ha habido muchas mujeres que han hecho grandes cosas", dice Moll, "pero poco a poco lo iremos cambiando".
"Los referentes se necesitan en todas partes", asevera Gassió. ¿Y porque no están? "Las mujeres a menudo priorizamos otras cosas antes que la visibilización; no es tan importante que todo el mundo sepa que yo he hecho eso sino hacerlo, y eso se tiene que cambiar", explica Gassió. "Los hombres son más de mostrar sus éxitos y nosotros no, y tendríamos que aprender de ellos en este sentido". "Faltan muchos referentes femeninos, y cuando llegas a los sitios de responsabilidad te sientes muy sola", asevera Moya. "También es una labor de los medios, pienso. Por ejemplo, cuando vamos a un salón del automóvil, que no sólo se enfoque a la mujer que está al lado del coche, sino las que vamos allí a trabajar". Al mismo tiempo, "la educación es sumamente importante, todavía pasa que los niños tienen los prejuicios que las niñas no pueden jugar a fútbol, por ejemplo".
"Cuando hice 25 años, mi madre me regaló un cesto con los ingredientes para cocinar unas habas y una frase que siempre me ha acompañado: Las habas, que siempre te las cocines tú, queriendo decir que siempre fuera autónoma," explica Ada Parellada reivindicando la figura materna como referente.
Techos de cristal internos y externos
A menudo se apunta que uno de los techos para las mujeres para llegar lejos a nivel profesional son ellas mismas. La autolimitación, la inseguridad y el miedo, inculcado ya socialmente desde pequeñas, pone barreras internas. Una de ellas, la maternidad. ¿Pero ser madre es el único detonante de esta autolimitación? "No es lo único pero es la fuente de todos", explica Ana Gassió. "El mensaje a transmitir es que la maternidad es maravillosa, pero tienes que luchar, tienes que estudiar, te tienes que preparar y tienes que tener claras las prioridades. Al final se puede hacer todo". Por su parte, Martí explica que lo que hace falta es "que las mujeres tengan claro que pueden compatibilizar la maternidad con un buen trabajo y no se echen atrás".
La inseguridad de las mujeres es el mayor lastre que tenemos"
La necesidad de políticas de igualdad es uno de los ítems en que todas coinciden. La ampliación de la baja de paternidad, en general celebrada, "pero no es suficiente" todo y que "la implicación en los hijos por parte de los hombres está aumentando mucho en las generaciones más jóvenes.
Otro muro: las limitaciones autoimpuestas. "La inseguridad en las mujeres se llama el síndrome de la impostora", explica Ada Parellada. "Significa que cuando llegas a un sitio porméritos propios consideras que no te corresponde a ti, que te lo han dado porque eres mujer, por un golpe de suerte, etcétera, pero que tú no lo mereces". "Y esta es una lacra cultural que tenemos que aniquilar, y a veces las cosas materiales como la formación, la autonomía o el dinero pueden ayudar a combatir esta inseguridad que es el lastre mayor que tenemos". Una anécdota: ¿"a veces llevo un plato a mesa y el cliente dice 'Está muy bueno' y le pregunto, 'Seguro?', siempre con una inseguridad permanente". "Es una cuestión de actitud", apunta a Alarcón. "Nosotros, para creernos 100 hemos tenido que hacer 120 para sentirnos cómodas".
Esto no va de ganar, esto va de no rendirse"
"A veces la mujer no se cree lo suficiente que aquello lo puede hacer, y muchas veces lo puede hacer igual o mejor que el hombre, pero como de pequeñas ya nos educan a que tenemos que ser más submisas, para llegar al mismo lugar tenemos que demostrar realmente que aquello lo podemos hacer", añade Eva Panicello. Además, "el hombre se sabe vender mucho mejor, tiene claro que aquello es suyo, y en cambio la mujer duda, piensa que no lo sabrá hacer, y falta seguridad".
¿Y sobre las cuotas? Un debate todavía no cerrado, pero en que muchas aseguran que antes no estaban de acuerdo sin embargo "si no llegaremos nunca". ¿Un arma de doble hilo? ¿Un ataque a la meritocracia? "Sí, claro está, pero cuántos hombres mediocres hay en sitios de responsabilidad y a quien no se les ha cuestionado nunca su posición"?. Un nuevo melón por abrir y mucho trabajo por hacer.
"El fracaso no existe"
A pesar de las trabas, la herencia cultural y el gran camino que queda para hacer, el mensaje positivo también está presente. "Eso no va de ganar, eso va de no rendirse", apunta Parellada citando en Lady Gaga. Que al fin y al cabo, "una tiene que actuar pensando que el fracaso no existe", que dice Alarcón. El empoderamiento como herramienta para seguir luchando hacia una equidad real en un futuro no tan lejano.