Un 40% de la población activa de Catalunya tiene formación alta, es decir, estudios universitarios y de grado superior, algo que tan solo el 23,4% de los puestos de trabajo requieren, según constata un informe de la patronal catalana Pimec. De esta forma, el desajuste entre formación y empleo acaba suponiendo que muchos trabajadores realicen trabajos por los que están demasiado cualificados. Una tendencia que es diametralmente opuesta en el caso de la formación media que tiene un 22,8% de población activa que ofrece bachillerato y grado medio por un 36,5% de puestos de trabajo que lo demandan y también, en el caso de la formación baja con un 37,2% de los candidatos que muestran un nivel igual o inferior a la ESO por un 40,1% de empleos que lo requieren.
Los datos muestran un desajuste muy significativo, por lo que el secretario general de Pimec, Antoni Cañete ha realizado un diagnóstico claro: una población activa catalana "polarizada" entre alta y baja formación pero con un mercado de trabajo que demanda más formación media. Y una vez expuesto el resultado, Cañete ha lanzado una recomendación que pasa por potenciar el prestigio social del grado medio y poner "la demanda por delante de la oferta" para evitar así perpetuar el problema de la sobrecualificación y sus respectivas consecuencias: frustración e ineficiencia económica. E incluso en los casos de exceso de formación, siguen faltando competencias necesarias para el puesto de trabajo.
A modo de ejemplo, ha destacado que muchas empresas necesitan técnicos pero acaban contratando universitarios que a pesar de poder realizar perfectamente el trabajo, lo llevan a cabo de una manera peor a aquellos con estudios de Formación Profesional (FP). Así, Cañete ha abogado por poner la persona "en el centro del sistema" y reforzar la orientación profesional mediante la aclaración de cuáles son las necesidades del mercado laboral.
Ya lo decía Mas-Colell...
"A veces pasa que el estudiante universitario está sobrecualificado y acaba haciendo un trabajo por el cual no hubiera tenido que estudiar tanto" aseguraba l'exconseller dEconomia i Coneixement i ahora profesor emérito de la UPF, Andreu Mas-Colell en una entrevista a El Nacional donde también explicaba que el trabajo de la universidad consisten en "proveer educación, capacidades y competencias a los jóvenes para que puedan empezar a funcionar en el mundo laboral." Pero el desajuste entre formación y empleo está más vivo que nunca.
Y a pesar de que Mas-Colell se resiste a pensar que la solución pase por rebajar su nivel de preparación, los datos del estudio muestran que el problema existe y según l'exconseller, la solución debería pasar por "ampliar la oferta laboral, promocionar la implantación o expansión de empresas que ofrezcan puestos de trabajo ajustados al nivel de cualificación." Y como de momento la demanda sigue por detrás de la oferta, hay que potenciar más y de forma dual la formación profesional, es decir, desde la gestión conjunta de la empresa y el centro de formación. "Hace falta más atención en calidad que en cantidad" concluye Mas-Colell.
Mejor no comparar
La comparativa del mercado laboral y la población activa entre Catalunya y la media de otros países muy desarrollados con una dimensión demográfica similar como son Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Holanda, Suecia y Suiza, no es para nada favorable. A pesar de que la formación alta es prácticamente idéntica, existe una diferencia muy acentuada en la formación media ya que la media de estos países es 23,8 puntos porcentuales superior a Catalunya mientras que la baja es 24,3 puntos inferior.
En referencia a la demanda laboral, el 30,4% de los puestos de trabajo en estos países requieren una alta formación, lo que implica siete puntos más que en Catalunya mientras que el 39,8% necesitan formación media, 3,4 puntos más y en último lugar, el 30,8% son de formación baja con 9,4 puntos menos.
El estudio de Pimec desvela una conclusión muy clara para explicar el desajuste: el sistema productiva se basa en los puestos de trabajo de baja cualificación, las preferencias formativas siguen dominadas por los estudios superiores y todavía demasiado poco por los medios, como por ejemplo ciclos de FP y existe un desajuste interno entre formación y empleo. Por ello, Cañete anima tanto al ecosistema empresarial como a la sociedad y la Administración a "asumir seriamente el reto de ajustar la oferta y la demanda formativa en el mercado laboral". Algo que según la patronal no deja de ser una tarea "ingente y sin lugar a dudas, con resultados solo a largo plazo."
Alemania siempre sale ganando
La comparación resulta todavía peor si es con Alemania, el país líder económico europeo que tiene un sistema productivo con una fuerte concentración de niveles de cualificación media, especialmente en técnicos de apoyo con un 22% respecto al 10% de Catalunya y una menor necesidad de puestos de baja cualificación con un 29% frente al 40% de Catalunya. Unos datos que reflejan todavía con mayor claridad la falta de oferta y demanda de cualificaciones medias.
En referencia a la oferta formativa de población activa, el contraste se agrava con un 60% de población activa con formación media respecto al 20% de Catalunya mientras que esta tiene una formación alta 10 puntos superior a la alemana. Y en este sentido, es relevante matizar que la tradición germana de la formación profesional y del modelo productivo es principalmente dual con un fuerte predominio de la actividad industrial. Se debería replicar el modelo? Mas-Colell lo tiene claro.