La agencia de calificación creditica Standard & Poor's (S&P) se ha sumado a la oleada de suspensos iniciada por Moody's y actualizada por Fitch al rebajar la valoración de la deuda en Catalunya a largo plazo de BB- a B+, es decir, de bono basura a bono todavía más basura dada la perspectiva negativa de la debilidad financiera, según ha informado la propia agencia. En la misma línea que los otros dos miembros del oligopolio que valora el riesgo de las acciones y los bonos así como su solvencia, S&P ha advertido que las "tensiones políticas" entre el Ejecutivo central y la Generalitat pueden aumentar y esto, afectaría negativamente las relaciones financieras intergubernamentales.
A la espera de que el Consejo de Ministros autorice cambiar el vencimiento de la deuda, S&P ha situado el crédito a corto plazo en la categoría B, es decir, inversión de riesgo o especulativa con situación financiera cambiante por variaciones notables. Y por si no fuera poco, ha advertido que rebajará el suspenso "en uno o más escalones" en caso de considerar que las tensiones políticas interfieran en el funcionamiento fluido del apoyo financiero del Gobierno central a Catalunya. De lo contrario, mejorará la perspectiva a estable, siempre y cuando también mejore la situación económica y financiera.
A pesar de que S&P considera que Catalunya tiene capacidad para pagar su deuda, aunque no tanta como inicialmente había calculado, la agencia constata que Catalunya tiene una débil ejecución y poca flexibilidad presupuestaria, un peso muy alto de deuda y una liquidez inferior a la adecuada por su "reducida capacidad interna de generar caja, lo que se mitiga con el fuerte apoyo financiero del Gobierno central." Afortunadamente, no todo es negativo y en el apartado positivo, S&P destaca la fortaleza de la economía catalana.