El posible corte de suministro de gas por parte de Rusia durante este otoño ha puesto en alerta a Europa y la Comisión Europea ya trabaja en los primeros pasos para reducir el consumo de gas y aumentar las reservas ante la amenaza de Vladímir Putin. La Comisión Europea tiene previsto sugerir a los países que incentiven con compensaciones económicas la reducción del consumo de gas de empresas como parte de las medidas de la Unión Europea para prepararse para un invierno marcado por una probable decisión de Rusia de cortar el suministro al bloque. Por eso, el próximo miércoles, Bruselas aprobará un plan de ahorro con una serie de medidas que van desde bajar el termostato de edificios públicos, oficinas y centros comerciales a 19 grados y elevar la temperatura del aire acondicionado hasta los 25 grados.
El borrador del documento que el Ejecutivo comunitario pretende desvelar el próximo miércoles y al que ha tenido acceso Efe, defiende que el club todavía es capaz de minimizar el impacto de un "posible gran corte" del suministro de gas en invierno si adopta ya una serie de medidas e incentivos. El texto subraya que los flujos de gas desde Rusia han caído un 30% en comparación con la media del periodo 2016-2021 y parte de esta reducción "ha sido el resultado de acciones repentinas, injustificadas y unilaterales de Gazprom para disminuir o detener las entregas a consumidores europeos con el objetivo de trastocar la actividad económica y manipular los precios".
Compensaciones por reducir el consumo
"No hay razones para pensar que este patrón cambiará. En cambio, una serie de señales, como la última decisión de reducir aún más el suministro a Italia, apuntan a un probable deterioro de las perspectivas de suministro de gas", advierte la Comisión Europea. Este es el contexto que lleva al Ejecutivo comunitario a plantear un plan de contingencia que recoge una serie de medidas para reducir la demanda de gas desde este mismo verano, pero también para incentivar que empresas e industrias recorten el consumo y sustituyan el gas por otras fuentes de energía, incluidos el carbón y la nuclear. "La Comisión apoya firmemente las mejores prácticas, como la idea de subastas o sistemas de licitaciones para incentivar una reducción del consumo de consumidores industriales dejando que las industrias ofrezcan esas reducciones del consumo de gas a cambio de compensación", propone el documento.
Fuentes alternativas de calor
El plan de contingencia remarca que "cada ciudadano y cada hogar puede ahorrar gas" y pone el acento en el volumen de este combustible que se utiliza en sistemas de calefacción o refrigeración, aunque recuerda que los hogares, la calefacción urbana y algunos servicios sociales esenciales son consumidores protegidos y serían los últimos en sufrir racionamientos. El informe recalca que "el ahorro de gas se puede materializar ya durante el verano" con una reducción del consumo eléctrico que conllevan los sistemas de refrigeración y en invierno puede ser mayor utilizando "fuentes alternativas de calefacción", como bombas de calor en los edificios o con campañas de concienciación para bajar un grado la temperatura del hogar.
También sugiere que se obligue cuando sea "técnicamente y legalmente posible" que el termostato de edificios públicos, oficinas y edificios comerciales se ponga a 19 grados centígrados durante el invierno.
Con respecto a las plantas que generan electricidad, el plan recoge la posibilidad de impulsar el uso de combustibles fósiles distintos al gas pero avisa de que pasar a utilizar biomasa y diésel "requiere garantizar que hay disponibles cantidades suficientes para las plantas que los utilicen". En esta línea, recuerda que algunos países han anunciado la reactivación de plantas de carbón y otros han retrasado sus planes para el cierre de las centrales nucleares. Bruselas no censura estas decisiones, pero remarca que las medidas para sustituir el gas "son temporales por naturaleza y deben ser diseñadas de forma que no comprometan" los objetivos climáticos de la UE.