Los estudios alertan de que el coche privado representa hasta un 15% de toda la energía final consumida en España. De hecho, se ha demostrado que la movilidad aporta casi el 30% de las emisiones provocadas por el efecto del ser humano en las ciudades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), nueve de cada diez personas en todo el mundo respiran aire insalubre a causa de la contaminación ambiental, y según el último estudio de la Separ, en España mueren cada año 10.000 personas por causas relacionadas con la contaminación.
Uno de los principales enemigos de la sostenibilidad es la contaminación causada por los gases emitidos por el transporte, principalmente en las grandes ciudades y los núcleos urbanos, donde cada día se reúnen miles y miles de coches contaminantes. Y no es sólo nuestra salud, sino también la del planeta. Reducir en un 30% las emisiones de gases de CO2 es un paso para empezar a descarbonizar el ambiente. ¿Pero cómo lo podemos hacer? Encontrar alternativas de transporte, como el transporte público es una solución que se tiene que tener en cuenta. De hecho, las ciudades se empiezan a poner al día con las flotas de transporte público, de manera que evitar el vehículo privado es cada vez más fácil. Además de la baja contaminación, tiene muchas más ventajas. ¿Cuáles?
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Un respiro a tu bolsillo
El elevado coste de los carburantes junto con el mayor consumo que supone el alto nivel de tráfico provoca que los gastos mensuales de moverse en coche o vehículo privado superen con creces los costes de moverse en transporte público. Además, a los costes de los carburantes se tienen que sumar los gastos de mantener un vehículo, como las revisiones anuales, pasar la ITV, las reparaciones y todos los impuestos que se derivan.
Cada ciudad o área metropolitana tiene sus propias tarifas de transporte público, pero en general estas ya están calculadas para que un uso habitual del transporte público salga mejor en términos monetarios. Además, a todos los costes del vehículo privado mencionados previamente hay que tener en cuenta el aparcamiento.
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Menos estrés
Está comprobado que analizar previamente la ruta hasta la destinación en transporte público y utilizar este medio reduce el estrés del día a día, siempre y cuando este sea puntual. En más, los estudios demuestran que el tráfico y las colas en las carreteras en hora punta, que es cuando más vehículos privados salen en circulación, aumenta el estrés, la tensión y el cansancio y hace disminuir la productividad de los usuarios. Por otra parte, también hace falta tener en cuenta que ir en transporte público te deja más tiempo para hacer otras cosas, como leer, estudiar, o relajarse escuchando música, cosa que delante del volante la libertad es menor.
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Más seguridad
La probabilidad de sufrir un accidente mientras viajamos en metro o en autobús público es mucho menor que si lo hacemos en transporte privado. Sólo viajar en avión o en barco es más seguro que en transporte público.
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Menos ruido
Más allá de la contaminación causada por los gases de efecto invernadero, como el CO2, otro de los problemas de las principales ciudades es la contaminación acústica. De hecho, casi el 80% de la contaminación acústica de las grandes ciudades está provocada por el tráfico. En este sentido, el transporte público es una buena alternativa. Además, cada vez las ciudades están apostando más por el transporte público eléctrico, que al no tener un motor de combustión, el ruido que emiten estos vehículos es prácticamente nulo.
De hecho, Endesa ha cerrado una colaboración con Transporte Metropolitano de Barcelona (TMB) con el fin de ayudar a desplegar la red de los autobuses eléctricos, con un sistema de recarga ultrarápida que permite cargar el vehículo en sólo 6 minutos. Al principio del 2020, la línea H16 contará ya con 4 puntos de recarga de este tipo instalados por Endesa, que permitirán garantizar la carga de los 22 autobuses articulados que actualmente circulan por esta línea metropolitana, así como dar un mejor servicio a los viajeros.
Varios estudios médicos han alertado reiteradamente de que la contaminación acústica comporta problemas para la salud, y entre las principales consecuencias hay la irritabilidad, perturbación del sueño, aumento del estrés, disminución de la concentración y la productividad, agresividad, cansancio, dolor de cabeza, problemas de estómago, alteración de la presión arterial y pérdida de audición, entre una larga lista de posibles efectos.
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Un favor al planeta...
Se estima que un coche produce en torno a 750 kilos de CO2 cada 5.000 km recorridos por término medio. Eso, en el caso de España se traduce en una contaminación anual de 5,8 toneladas. Pero los coches no sólo emiten dióxido de carbono CO2, que es el causante del efecto invernadero y el calentamiento global, sino que además, los coches emiten otras partículas contaminantes. Aunque dependiendo del tipo de combustible y la edad del vehículo los gases emitidos serán más o menos, es innegable que utilizar el transporte público reduce drásticamente la huella ecológica de cada usuario.
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...y a tu salud
Hay varios estudios que demuestran que los usuarios de transporte público tienen un mejor estado de salud que los conductores de vehículos. Por ejemplo, un estudio del Centro de Salud Moriguchi en Osaka destacaba que los viajeros de autobús y tren tenían menores tasas de diabetes, hipertensión arterial y sobrepeso. Eso es debido al hecho que coger el transporte público obliga a andar hasta la parada o a subir escaleras, cosa que a menudo no hacemos cuando cogemos el transporte privado.