Mientras Pedro Sánchez se obstina en negar la mayor y vive en su particular jaula de cristal del palacio de la Moncloa en que acaban viviendo, en un momento u otro, todos los presidentes del Gobierno, la crisis económica ya la tenemos a la vuelta de la esquina. Los datos de empleo conocidos este miércoles son abrumadores: estamos ante el peor mes de julio en los últimos 20 años. El paro ha subido en varios miles de personas y los afiliados a la Seguridad Social han caído por primera vez en un mes de julio. En vísperas de sus 20 días de vacaciones, las más largas desde que llegaron a la Moncloa, el matrimonio Sánchez-Gómez y sus dos hijas se aprestan a viajar en breve a Lanzarote, al complejo de la residencia real de la Mareta, y con posterioridad al coto de Doñana, ambos espacios son patrimonio del Estado.
Entretanto ello pasa, Sánchez nos tiene entretenidos con la temperatura de las calefacciones en invierno y de los aires acondicionados en verano, al tiempo que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ya demostró durante el coronavirus que para ella eran más importantes los votos que los muertos, ahora amenaza con reventar las medidas de ahorro energético del PSOE y subir la calefacción como un invierno normal y poner el aire acondicionado como cualquier verano. Ayuso, en modo campaña electoral, se sacó de la manga durante el coronavirus que Madrid era un espacio de libertad y arrasó en las urnas. Que no le vuelva a hacer a Sánchez una jugada igual, ya que es difícil que el presidente nos convenza de la necesidad de ahorrar energía cuando él lo máximo que ha hecho ha sido aparecer en una rueda de prensa sin corbata.
Los últimos datos conocidos del turismo de junio apuntan que aún no se ha llegado al nivel prepandemia y que se rozó el 85% respecto al 2019, son quince puntos menos que no es poca cosa. Los discursos de Sánchez recomendando leer los datos del paro con lentes distintas y de la vicepresidenta Calviño apuntando que hay que dejar de mirar las cifras mensuales y se tienen que mirar las tendencias de fondo son casi una provocación, ya que lo realmente preocupante de la economía española son las tendencias de fondo, el incremento de la inflación casi un punto por encima de los dos dígitos y la seria amenaza de recesión.
Pero parece que nada de eso se quiere ver por parte del Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos que preside Pedro Sánchez y que lo importante es que la gente se vaya de vacaciones con las menos preocupaciones posibles y a la vuelta ya vendrá el batacazo. Ni detener el consumo, ni mandar mensajes alarmantes. La política del avestruz, ignorando los problemas y los peligros que hay en el horizonte como única política de Estado, debe llegar a su fin.