No debe ser casualidad que en vísperas de la llegada del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a Israel, el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, haya avisado de que si Benjamin Netanyahu no pone fin a los ataques en Gaza, nada podrá detener una respuesta contundente de los musulmanes de todo el mundo. Las palabras de Jamenei, pronunciadas durante una alocución televisiva, hay que entenderlas como lo que son, lo más cercanas posibles a una amenaza en toda la regla. Como ya era previsible, los atentados terroristas del pasado día 7 llevados a cabo por Hamás en Israel y que causaron centenares de muertos, iban a ser el inicio de una escalada militar sin precedentes en la región y un pulso entre los Estados Unidos e Irán en un momento en que los segundos se creen con fuerza suficiente para armar un bloque de respuesta en contra de Israel.
Biden llega a Jerusalén en lo que supone un retorno al histórico papel norteamericano en la zona, como muy bien explica en la última crónica que hemos publicado en el diario del periodista Henrique Cymerman, sin duda, uno de los mejores conocedores mundiales del conflicto y con una red de contactos con los actores de uno y otro bando más que importante. Los portaaviones USS Gerald R. Ford y el USS Dwight D. Eisenhower, dos de las máquinas de guerra más importantes del planeta, esperan en el Mediterráneo oriental y están preparados para cualquier eventualidad. Este segundo grupo de portaviones, liderado por el Eisenhower, un sofisticado buque de propulsión nuclear que ha participado en las operaciones estadounidenses en Irak y Afganistán.
Aunque, hasta la fecha, en las diez guerras de Israel nunca participó de forma directa EE.UU. ni ningún otro país, funcionarios citados por el Wall Street Journal han señalado estas últimas horas que el Pentágono había seleccionado a unos 2.000 soldados para preparar un despliegue de ayuda a Israel que, según las autoridades, no desempeñarían funciones de combate, sino de apoyo médico o asesoramiento. Toda una señal de que Washington está dispuesto a ayudar a las tropas israelíes en caso de una invasión terrestre de Gaza. En la tarde de este martes, un hospital de Gaza, el Al Ahli, situado en el centro de la ciudad, ha sido bombardeado, en un ataque que ha dejado centenares de muertos y heridos, según informa Al-Jazeera citando al ministro de Salud de Gaza.
Este panorama es el que se va a encontrar Biden, que se juega mucho con esta visita, ya que, además de las diferentes reuniones que tenga en Jerusalén, asistirá a una cumbre en Amán, donde se reunirá con el monarca jordano, el presidente egipcio y el presidente palestino, Mahmud Abás. Fundamentalmente, demostrar que sigue teniendo capacidad para aunar sensibilidades muy diferentes y lograr consensos que solo se pueden alcanzar desde una posición de liderazgo y de máxima fortaleza. Con China, Rusia y, sobre todo, Irán esperando a encontrar un resquicio para intervenir y demostrar su fortaleza, la administración norteamericana deberá templar muy bien los movimientos para demostrar que se puede auxiliar a Israel y, al mismo tiempo, proteger la vida de los palestinos en la zona de Gaza. En este cuadrilátero enormemente complejo, hacer todo ello intentando que su mediación personal ayude en la solución para devolver a casa con vida a los rehenes que ahora están en manos de Hamás.