La manera como la ministra de Sanidad, la canaria Carolina Darias, ha despachado una posible transferencia a la Generalitat de la gestión de los Médicos Internos Residentes (MIR) -una cuestión que fue objeto de debate en la comisión bilateral del pasado lunes y en la que se acordó crear una comisión de estudio- es mucho más significativa que la competencia en sí. Este tomo de superioridad entre displicente y taxativo en la negativa cuando solo han pasado 48 horas de la comisión bilateral Estado-Generalitat, no es que sea una afrenta para el gobierno catalán; es, simplemente, una muestra de la actitud del gobierno de Pedro Sánchez: se aprueba lo que a ellos les interesa, como la tercera pista de El Prat. Y para lo demás se crean comisiones de estudio, análisis o proyectos y, quien sabe, alguna madurará, pero después de meses si no años de negociaciones.
Lo dijimos el mismo lunes: la tercera pista es sobre todo una victoria de AENA en el todo o nada que impuso a la Generalitat. Será una victoria compartida si la Generalitat amarra no solo las conexiones con AVE entre los aeropuertos de El Prat, Girona y Reus sino si se logra un amplio consenso político y social en Catalunya, el impacto ambiental está acorde con las normativas más exigentes de la UE y se preserva la naturaleza específica de La Ricarda y todo el espacio protegido.
Las facilidades por cerrar el acuerdo sobre El Prat por parte del Ministerio y el fracaso de la comisión bilateral ya da una primera pista: el Gobierno español desbloquea lo que le interesa, y propone y pone sordina a las demandas que son específicas de la Generalitat. Por ello la mejor política con el Gobierno español siempre es la misma: ojo avizor, no bajar la guardia, mantener abierta la negociación en la que detrás hay una inversión de 1.700 millones de euros -que será más con la interconexión en AVE de los tres aeropuertos- y no aceptar un mal acuerdo que condicione el futuro.
La ministra Darias, que antes ocupó la cartera de Política Territorial y Función Pública, si alguna cosa aprendió en aquel ministerio es que en la negociación con las autonomías y sobre todo con Catalunya, la mejor estrategia es esperar que el PP se posicione radicalmente en contra, el colectivo médico se exprese contundentemente rechazando el traspaso y, a partir de aquí, recoger el ambiente generado y negar la mayor, la transferencia.
Para los que tenemos una cierta experiencia, porque esto ya lo vivimos antes de 2012, es agotador y frustrante comprobar que nada ha cambiado. Y que mareando la bolita siguen siendo unos grandes trileros.