Encarrilados los presupuestos generales del Estado, llega el turno de los presupuestos de la Generalitat que el conseller de Economia, Jaume Giró, se comprometió hace semanas a que fueran aprobados por el Govern en la reunión semanal del 9 de noviembre, y enfilaran inmediatamente el camino del Parlament. Todo apunta a que en los pocos días que faltan y dado el complejo mecanismo de aprobación de sus bases que tiene la formación anticapitalista, saldrán del Consell Executiu sin los tres votos que le faltan y que le asegurarían la mayoría necesaria para su aprobación en la cámara catalana.
La CUP juega, como suele ser habitual en ella, al límite y evitando su compromiso con las cuentas públicas hasta el último momento. Aunque el clima de las conversaciones secretas o discretas, como se quiera decir, entre Economia y la formación anticapitalista ha sido bueno, no hay, como ha señalado este domingo la diputada Eulàlia Reguant, por ahora, un acuerdo. La situación se resumiría en "nada cerrado, pero tampoco roto". En todo caso, las discrepancias entre la CUP (9 diputados) y el Govern (65) van más allá de los presupuestos que se están negociando, ya que los primeros están muy quejosos con el cumplimiento del acuerdo de investidura que alcanzaron con Esquerra Republicana (33) y que ayudaría, a la postre, junto a los diputados de Junts per Catalunya (32), a la elección de Pere Aragonès como president de la Generalitat el pasado mes de mayo.
Pese a esta situación, el Govern trabaja a fondo con tres ideas: aprobar los presupuestos con la CUP, ya que fue la mayoría parlamentaria de la investidura; hacer unas cuentas públicas que combinen el incremento de las principales partidas sociales con la no subida de impuestos, en línea con lo que ha insistido desde hace meses el conseller Giró; y, finalmente, una que pivota alrededor de la necesidad de que sean aprobados y que lleva al Ejecutivo a rechazar de plano que prosperen las enmiendas a la totalidad y que ni tan siquiera sean debatidas por la cámara. Cabe pensar, además, que el movimiento de ERC en el Congreso de los Diputados facilitando la tramitación de los presupuestos de Sánchez tiene también que ver con esta hipotética eventualidad.
En cualquier caso, cabe recordar, aunque sea a título de inventario, que el PSC, a través del jefe de la oposición y futuro primer secretario, Salvador Illa, ha lanzado varios cables al conseller Giró para negociar las cuentas, y lo mismo han hecho los comunes. Con ninguna de las dos formaciones ha habido un diálogo y mucho menos tampoco una negociación. Ello, fundamentalmente, porque la mayoría de ERC y Junts sigue confiando en que la CUP aprobará los primeros presupuestos del govern Aragonès por responsabilidad y aunque sea a trompicones.
Nadie quiere ponerse en una hipótesis diferente para no dar ninguna excusa a la CUP, aunque todos los consellers saben la importancia de unos nuevos presupuestos, del dinero extra que supondrían y que es absolutamente necesario para muchos de los compromisos de la legislatura.