Andan los partidos independentistas inquietos ante el próximo 11 de Setembre y la celebración de la Diada Nacional de Catalunya. También, preocupados por la movilización que pueda producirse en lo que antaño eran grandes éxitos del independentismo, y también avanzadilla de pasos hacia la libertad nacional. Ahora hay un desconcierto latente y un cierto desasosiego sobre como salir del callejón en que el Estado español ha colocado las cúpulas independentistas a partir de represión policial (guardia civil y policía nacional), judicial (juzgados de instrucción, TSJC y Tribunal Supremo) y económica (Tribunal de Cuentas).
En esta tupida red de represión ha cimentado el Estado español un parachoques que el independentismo no ha sido capaz de superar. También es cierto que tampoco ha retrocedido, al menos, en lo que se puede entender en su entramado social, cívico y ciudadano. El independentismo sabe donde quiere llegar, a un Estado propio, y las reiteradas victorias electorales así lo demuestran. El hito de superar el 50% de los votos el 14 de febrero y obtener más diputados independentistas que nunca evidencian una tozuda realidad: los pasos atrás difícilmente contarán con el aval del movimiento, aun sabiendo que el deep state no lo va a poner fácil.
Como cada final de agosto, la ANC ha empezado a explicar el diseño de los actos relacionados con la Diada, y el Estado español a sacar su artillería política para rebajar las expectativas que pueda haber. Nada nuevo, por otro lado, siempre y cuando el movimiento independentista tenga claro la estrategia a seguir. Algo sobre lo que la unidad de los partidos independentistas está lejos de ser una realidad. El hecho de que la marcha de la Diada arranque en la plaça Urquinaona y acabe ante el Parlament de Catalunya tiene un objetivo claro de empujar a los parlamentarios independentistas. También que el objetivo de la concentración sea poner en valor el éxito y el mandato del 1 de Octubre de 2017.
Para contrarrestar el mensaje de la ANC ha salido la misma delegada del Gobierno español en Catalunya, Teresa Cunillera. La dirigente del PSC ha lanzado advertencias sobre el objetivo de la mesa de diálogo que ha aceptado reunir Pedro Sánchez en septiembre y que ha enmarcado en una cumbre para hablar de convivencia y no de amnistía, referéndum y autodeterminación, como exige el Govern. Enfriar y enfriar las reivindicaciones independentistas parece ser el único guión del Gobierno español. Muy poco bagaje si pretenden alimentar el diálogo los dos años que inicialmente están previstos.
Los motores de la Diada han arrancado y más allá de todo lo que se pueda decir siempre ha habido una verdad inexorable: las Diadas multitudinarias han marcado la agenda política, a veces, incluso, por encima de las decisiones de los líderes y los partidos.