Para los que hemos defendido que Leo Messi no se podía ir del club al que ha situado en la cúspide mundial deportiva y económicamente por la puerta de atrás hoy estamos de enhorabuena: Messi se queda una temporada más. Para los que hemos criticado la pésima gestión de José Maria Bartomeu al frente de la entidad y pedíamos al jugador argentino un esfuerzo explicando intimidades del comportamiento del presidente, hoy podemos darnos por satisfechos. Por un día, el astro argentino ha dejado la prudencia en un cajón y en la entrevista en que ha anunciado que se quedaba en la entidad ha dejado a Bartomeu a los pies de los caballos por sus reiteradas mentiras, la falta de proyecto y su cobardía. Si el presidente esperaba, como dijo, que Messi dijera que él era el problema para abandonar el club, Bartomeu ya tendría que estar haciendo las maletas.
Messi se queda y su explicación de por qué quería abandonar el club es tan convincente y real que, ciertamente, hay poco que decir. ¿Alguien puede contradecir al '10' cuando dice que "hace tiempo que ni hay proyecto, ni hay nada. Se van haciendo malabares y van tapando agujeros cuando pasan las cosas"? ¿Se puede decir más claro como le ha engañado Bartomeu?: "El presidente siempre me decía que yo al final de temporada podía decidir si quería marchar o me quería quedar y al final no ha cumplido su palabra". O cuando explica las razones por las qué envió un burofax: "Durante todo el año le venía diciendo al presidente que me quería ir, que había llegado el momento de buscar nuevas ilusiones, nuevos rumbos en mi carrera y él me decía que no, que ya hablaríamos. El burofax era para hacerlo oficial".
El jugador desiste de acabar en los tribunales su litigio con el Barça porque no quiere que este sea su final después de 20 años en la entidad y no porque tenga perdido el conflicto en un juzgado. Eso lo sabe todo el mundo. ¿Y a partir de ahora, qué? Deportivamente, que Messi se quede es poco discutible excepto para los fanáticos que siempre ven conspiraciones por todos lados. Como era mejor que se quedara Neymar y no se supo gestionar bien. Bartomeu no ha ganado esta batalla. Es del todo evidente por más que leeremos cuentos de hadas que explicarán lo contrario. Ha quedado tocada su autoridad, ha puesto en riesgo reputacional la entidad, ha creado una crisis institucional sin precedentes y ha dividido el barcelonismo.
Solo cabe su dimisión por todos estos motivos pero también porque dijo que si él había sido el problema se iría, y Messi no ha podido ser más duro. Pero dudo de eso. Ya se encargarán los corifeos de defender lo indefendible. Hace mucho tiempo que pasa.