Los restos de la antigua Convergència que se mantienen en el PDeCAT y no han hecho el salto a Junts, la formación que lidera Carles Puigdemont y que aglutina buena parte de su capital político más conocido, con la excepción de Artur Mas, han dado un paso más en el desencuentro que mantienen, y han decidido convocar primarias para elegir candidato o candidata a la presidencia de la Generalitat en las elecciones del próximo 14 de febrero. La exconsellera Àngels Chacón ya se ha lanzado al ruedo y ha anunciado su intención de presentarse, confirmando así los rumores que hace tiempo que circulan y que la sitúan al frente de una lista electoral.
Tiene por delante un camino difícil, ya que hasta la fecha el PDeCAT no aparece como opción para obtener escaños en ninguna de las encuestas que se han elaborado, aunque es cierto que oficialmente la escisión como tal es demasiado reciente. Chacón ha dispuesto de minutos televisivos en el reciente cambio de Govern llevado a cabo por el president Quim Torra, ya que su cartera pasó a manos de Ramon Tremosa en lo que algunos quisieron ver como una purga al PDeCAT. Eso solo es una verdad a medias, ya que su gestión estaba cuestionada por diferentes actores económicos, aunque gozaba de una buena relación con la patronal de Foment y los sindicatos. En cualquier caso si Chacón cayó por ser del PDeCAT, el nuevo conseller de Interior -la cartera que hasta aquella fecha había ostentado Miquel Buch-, el egarense Miquel Samper, era militante del PDeCAT cuando fue nombrado, aunque rápidamente se dio de baja.
La estrategia del PDeCAT pasa por identificar votantes del amplio espacio convergente que prioricen la batalla ideológica y se ubiquen en el centro derecha y que sientan vértigo ante los mensajes de confrontación con el estado. El PDeCAT cree que con una buena campaña que les permita resaltar aspectos como, por ejemplo, la bajada de impuestos e incluso la supresión de algunos vigentes o la defensa de la escuela religiosa pueden encontrar un hueco electoral. Su objetivo de cinco escaños -3 por Barcelona, uno por Lleida y uno por Tarragona- parece más que difícil, sobre todo porque a medida que se acercan las elecciones lo que se acostumbra a producir es una concentración en las grandes formaciones del votante que no ha decidido a quien entregar su papeleta.
Faltan más de cien días para los comicios y habrá que ver si el PDeCAT acaba manteniendo el pulso ya que mensajes para la unidad no le fatarán.