Una de las cosas que más se echan de menos en esta época de tanta preocupación para la ciudadanía son las explicaciones. Gobernantes y políticos han confundido las declaraciones públicas, con o sin preguntas, o las ruedas de prensa, con las explicaciones. Es cierto que van más que nunca a las radios, a las televisiones o a los diarios, pero hablan, no se explican. Y cuando lo hacen, van tarde. Siempre a la defensiva y con un deje de irritación.
En menos de 24 horas, hemos tenido dos casos en los que la ciudadanía ha reaccionado irritadamente. El primero se produjo el sábado, con la rave ilegal en Llinars del Vallès que se prolongó durante casi 40 horas y congregó a varios cientos de personas. Mientras la ciudadanía estaba confinada y cumpliendo las recomendaciones de las autoridades, un grupo de energúmenos se saltaba todos los protocolos y la conselleria de Interior y los Mossos d'Esquadra se lo miraban, aparentemente, desde la distancia. La comparecencia pública del Major Trapero no disminuyó el enojo, pero sí sirvió para poner el contrapunto al por qué de la actuación policial. Pero llegó tarde y en la ciudadanía ya había cuajado la idea de que había pocos efectivos y un exceso de parsimonia a la hora de actuar.
Este domingo hemos tenido un caso aún más sangrante para la población como es el retraso en la vacunación del personal sanitario y de los ancianos de las residencias, un sector que tiene depositada en la vacuna toda sus esperanzas, ya que ha sido el más afectado en la mortalidad. ¿Cómo es posible que solo se hayan vacunado 7.774 personas —el 0,1% de la población— cuando se han recibido 60.000 dosis? ¿A este ritmo cuanto va a durar la vacunación? ¿Es normal que solo se haya administrado en una semana el 13% de las dosis recibidas? ¿Por qué no se ha vacunado en festivo?
Salut ha reconocido este domingo que fue muy optimista en los plazos que fijó, que necesitaba una semana de preparación antes de coger el ritmo de 60.000 a la semana y que ha habido un retraso en la llegada las neveras que quedaron bloqueadas por el cierre del túnel de Calais que se produjo la semana pasada. También, que le faltaban efectivos sanitarios si no quería correr el riesgo de dejar desprotegida la primaria. Desconozco, obviamente, el detalle y si la planificación estuvo o no bien hecha. Pero, ¿no sería más normal explicarse antes de que el incendio se hubiera producido? ¿Le sirve al ciudadano que en otras comunidades autónomas o en muchos estados de la UE el ritmo también sea muy lento?
El siglo XXI es el de la comunicación, por más que el gobernante se empeñe en que sea el de la declaración. Los ciudadanos son demasiado listos para que se les dé gato por liebre y encontraran la verdad aunque el político haga esfuerzos por ocultarla. No debería costar tanto aprenderlo porque, al final, es realmente sencillo.