Dos cosas caracterizan a Isabel Díaz Ayuso: la capacidad desde todas las trincheras posibles de disparar contra Pedro Sánchez y su manera individualista de estar en política, aun a costa de pisotear a su presidente en el Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. Su decisión de invitar a Madrid al presidente de la República Argentina, Javier Milei, para imponerle la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid, responde a esta estrategia. Así consigue Ayuso esa posición, siempre polémica, de poner en problemas al presidente del Gobierno, que mantiene una guerra diplomática y dialéctica con Milei que está lejos de acabar y que provocó la retirada de la embajadora española en Buenos Aires después de que el presidente argentino se revolviera tras la acusación del ministro de Transportes, Óscar Puente, de que tomaba drogas y tildara a Begoña Gómez, la esposa del presidente español, de corrupta.

Es obvio que la visita de Milei incomoda enormemente al gobierno español, que, por otro lado, no ha participado en nada relacionado con la organización de la visita del presidente argentino. Una situación muy poco frecuente en visitas de mandatarios extranjeros, pero que hace evidente que la confrontación entre la Casa Rosada y el Palacio de la Moncloa aún está en cotas elevadas. No será este el único acto de Milei en Madrid, ya que recogerá un segundo premio que le otorga el Instituto Juan de Mariana, una asociación vinculada ideológicamente a la extrema derecha y a la corriente ultraliberal. El acto, llamado Cena de la Libertad, se celebrará en el Casino de Madrid y tampoco contará con la presencia de ningún miembro del Gobierno, que desea que se vaya lo antes posible para Alemania, donde recibirá el sábado el premio de la Sociedad Hayek en Hamburgo y el domingo mantendrá en Berlín una reunión con el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, para luego partir hacia República Checa, donde se reunirá con el primer ministro checo, Petr Fiala.

Será, por tanto, Madrid el único lugar donde tendrá un vacío institucional total por parte de un gobierno de la Unión Europea. No se sabe nada de si en algún momento puede haber un encuentro con Feijóo, ya que, oficialmente desde el PP, se rehúye cualquier malestar con Ayuso y se pone en valor que es ella la que, por su posición, mantiene reducida a la mínima expresión a Vox en la Comunidad de Madrid y, en consecuencia, también está bien que Milei no sea un botín exclusivo de Santiago Abascal. Sea como sea, Ayuso siempre encuentra la manera de colarse en medio de cualquier conflicto y de aprovecharse de él con un populismo desmedido y saltando por encima de cualquier problema que puede afectar institucionalmente a España. No hay grieta de la que la dirigente popular no sepa sacar tajada.

Ayuso siempre encuentra la manera de colarse en medio de cualquier conflicto y de sacar tajada con un populismo desmedido y saltando por encima de cualquier problema que puede afectar institucionalmente a España

Un ejemplo de ello es que desde el Ministerio de Asuntos Exteriores se ha apuntado a que el gobierno madrileño habría incumplido la ley de acción y del servicio exterior, aprobada con la mayoría absoluta de Mariano Rajoy, al no informarle de su encuentro con un mandatario extranjero. Curiosa manera de replicar a Ayuso, dándole un protagonismo para hacer evidente que no queda encorsetada con el cinturón que se trata de imponer a las comunidades autónomas. Alguien con pocas luces le ha vuelto a dar a la presidenta de la Comunidad de Madrid el protagonismo político que siempre necesita, aquel que hace de la confrontación permanente su bandera. Y ahora resulta que en Madrid, donde demasiadas cosas tienen a Pedro Sánchez como el adversario a batir, el no pasar por el tubo de lo que ordena y manda Moncloa es un premio y da galones. Así estamos.