Con el tradicional trofeo Joan Gamper, celebrado este domingo en el Camp Nou, el Fútbol Club Barcelona ha dado por oficialmente inaugurada la temporada 2022-23, en la que el objetivo es que el equipo se vuelva a situar en la élite internacional y esté en condiciones de volver a disputar todos los trofeos en los que participa y, sobre todo, la Liga y la Champions. Xavi Hernández dispone de una plantilla claramente competitiva para que la afición retorne al Camp Nou y se ponga punto y final a la sequía de los últimos años: la última competición española se remonta a la temporada 2018-19 y la última Champions, a la temporada 2014-15 con Luis Enrique de entrenador y el tridente Messi-Suárez-Neymar en el ataque.
Un Barça desnortado bajo la presidencia de Josep Maria Bartomeu dilapidó millones para confeccionar una plantilla que nunca dio el resultado esperado y, lo que es peor, entró en una situación de bancarrota que los gestores del club no supieron enderezar. No todo fue culpa de la pandemia, sino que un cúmulo de malas decisiones complicó y mucho la tesorería y amenazó gravemente el futuro de la entidad. No se puede asegurar que el peligro haya desaparecido, ya que las inversiones de esta temporada, necesarias por otra parte, se valorarán en función de los resultados.
Por todo ello, la presión por una buena temporada será más intensa que en los últimos años y, sobre todo, más que en la última, donde la apatía de los jugadores sintonizó perfectamente con la de la afición desde el principio y se dio por descontado que el objetivo que debía trazarse el equipo era entrar en Europa. Este horizonte ha cambiado y Laporta y Xavi saben que este año se juegan buena parte de su rédito, ya que la apuesta realizada es importante y el Barça, con una situación económica delicada, ha sido de los clubs que más dinero ha gastado en fichajes con fondos que ha obtenido renunciando a una parte de los beneficios futuros.
La goleada al Pumas mexicano y la ilusión que se apreció este domingo en el estadio hacía años que no se veía. Será a partir del próximo sábado, cuando se inicie el campeonato de Liga y el Barça debute en su estadio frente al Rayo Vallecano, que la temporada echará a andar. Si los resultados son los esperados, el Barça habrá salido de la encrucijada y sorteado la envenenada herencia que Joan Laporta recibió de Josep Maria Bartomeu. Porque en juego está el futuro de la entidad y mantener la actual filosofía de club como una entidad en la que los socios son los propietarios.