La presentación de los avales de las tres candidaturas de Esquerra Republicana que optan a ganar el congreso del próximo 30 de noviembre y dirigir el partido los próximos años ha evidenciado lo que eran tres secretos a voces: Oriol Junqueras lleva una ventaja importante sobre sus adversarios y ninguno de ellos le discute que llegará primero a la meta. Sus 2.500 avales son un contundente golpe de autoridad con el que ha superado todas las zancadillas que le han puesto desde hace tiempo desde la sede central de Calàbria y que provocó su ruptura con la aún secretaria general, Marta Rovira. El segundo enigma también se ha confirmado. La candidatura de Nova Esquerra Nacional, que encabeza Xavier Godàs y que representa el oficialismo, tiene más aristocracia del partido que militancia. Sus 1.500 avales quedan muy lejos de los de Junqueras, y eso que han dispuesto de una maquinaria importante.
En estos quince días que quedan de campaña deberán trabajar a fondo si quieren estar en la lucha por la victoria en lo que es su talón de Aquiles: el precio político que han fijado de los acuerdos de Esquerra con el PSC es demasiado bajo. Los aspavientos que ahora realizan son insuficientes para ocultar su pecado original: la investidura al president Salvador Illa salió muy barata a los socialistas y el acuerdo sobre financiación tiene pinta de parecerse a un emmental, el queso suizo hecho de leche de vaca y con agujeros característicos. Aquella financiación singular que equivalía a un concierto económico, pero que no se denominaba así para no molestar a nadie, es algo tan etéreo que nadie sabe qué acabará siendo.
Las tres candidaturas afrontan la batalla de manera diferente: Junqueras con el reto de ganar; Godàs y Solà, con el reto de impedirlo
En esta carrera, por ahora tan previsible, la candidatura de Foc Nou ha quedado ubicada donde se esperaba, muy por detrás de la de Junqueras y Elisenda Alemany y también de la de Godàs y Alba Camps, con alrededor de 500 avales. Nadie creía que la lista que encabezan Solà y Alfred Bosch se movería de la tercera posición en los apoyos de la militancia y su estructura es extraordinariamente frágil al lado de las otras dos. Lo cierto también es que muchos apostaban porque no llegarían a alcanzar los avales necesarios y los han superado. Ahora ya están en la carrera y veremos si su discurso —menos de izquierdas y más independentista— tiene un trayecto a recorrer y puede recoger más votos que avales el próximo día 30.
De hecho, la batalla de dentro de quince días la afrontan de manera diferente las tres candidaturas. Junqueras con el reto de ganar, reventar las urnas y superar el 50% de los votos de los militantes que depositen su voto y evitar así una segunda vuelta. Godàs y Solà con el reto de impedirlo y ver quién de los dos queda segundo si hay una pelea final entre los dos primeros quince días después. La exhibición de Junqueras este sábado, con el apoyo del 40% de los cargos municipales que son militantes, no deja de ser un ejemplo de que su fuerza territorial es indiscutible y que los golpes bajos que ha recibido desde el aparato del partido no han logrado el objetivo perseguido con tanto ahínco.