El reconocimiento a la centrocampista del Barça Aitana Bonmatí como mejor jugadora de la UEFA de la última temporada es un reconocimiento merecido, después de la magnífica temporada de la jugadora de Sant Pere de Ribes. A su éxito en el mundial de Australia, donde fue considerada MVP del mundial, se añade la temporada realizada en su club, el Barça, donde el equipo ha logrado esta temporada —además de la Liga española y la Supercopa— la Champions por segunda ocasión. Bonmatí sigue la estela de su compañera de equipo, Alexia Putellas, la más galardonada del club blaugrana, que ha logrado dos premios The Best FIFA Women's Player en 2021 y 2022 y dos pelotas de Oro de France Football en los mismos años. Además de mejor jugadora de Europa, concedido por la UEFA en 2021 y 2022. Bonmatí y Putellas comparten así tres premios UEFA seguidos que acaban en manos de futbolistas catalanas, ya que la segunda es de Mollet del Vallès.

El hecho de que hasta nueve jugadoras del FCB formaran parte de la selección española que consiguió el mundial sirve para destacar la importancia del equipo blaugrana en el terreno de juego, pero también en la actitud demostrada por las jugadoras en contra de la actitud machista del presidente de la RFEF, Luis Rubiales. Ese espíritu de denuncia lo verbalizó Bonmatí en la recogida de su galardón este jueves en Mónaco ante todos los estamentos europeos del mundo del fútbol y los representantes de los clubs que asistían al sorteo de la Champions. En un gesto de apoyo a su compañera Jennifer Hermoso manifestó que "como sociedad no tenemos que permitir el abuso de poder y las faltas de respeto en el entorno laboral, desde mi compañera Jenni a todas las mujeres que sufren lo mismo, estamos con vosotras".

Una actitud que contrasta con la del presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, que pese a considerar inapropiado el beso no consentido de Rubiales a Hermoso en la celebración del mundial femenino, ha descartado cesarlo como vicepresidente de la UEFA, alegando que la sanción de la FIFA de apartarlo 90 días del cargo lo hace innecesario. Tenga o no tenga razón, Ceferin con este gesto se lava las manos y demuestra hasta qué punto cuesta a los gestores deportivos actuales entender la gravedad de hechos como el del presidente de la Federación Española. Era necesaria una sanción de la UEFA como gesto de solidaridad con Hermoso, pero —más allá de esta futbolista— como mensaje inequívoco a todos los clubes y a todas las selecciones para exterminar cualquier señal de comportamiento machista.

Mientras todo eso sucede, el gobierno español y el Consejo Superior de Deportes (CSD) están recibiendo críticas por la lentitud con la que intervino el ministerio de Cultura, y ahora por la dilación del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD). Este viernes hará una semana desde que el CSD le transmitió el expediente para apartar a Rubiales del cargo, y aún no hay un pronunciamiento oficial, más allá de un par de ruedas de prensa al efecto. Es verdad que la celeridad de la información hace que las cosas vayan a una velocidad que tiene que ser muy diferente a la de elaboración de los dictámenes, pero la alarma que ha generado el caso Rubiales por unos comportamientos bochornosos obligaba a un ritmo muy diferente al que estamos viendo. Porque acabará dando la impresión que la pachorra es la marca de la casa.