Treinta y ocho días después de que Carles Puigdemont emplazara a Pedro Sánchez a someterse a una cuestión de confianza en el Congreso y declarara que había llegado el momento de un punto de inflexión o de dejarlo estar, se vuelve a reunir este viernes en Bruselas la dirección de Junts per Catalunya. La partida, en realidad, no ha hecho avances visibles hacia adelante ni tampoco los ha hecho hacia atrás. Los socialistas han querido que fuera Junts el que rompiera y de ahí que optaran por un salomónico ni tramitar ni rechazar la iniciativa legislativa sobre la cuestión de confianza y limitarse a congelar la decisión una semana tras otra. La última este jueves. El equipo de Junts ha aceptado este juego mientras espera que los socialistas decidan qué quieren hacer y escuchan propuestas, o más bien promesas, sobre los temas más variados y el cierre de carpetas, que hasta la fecha no ha llegado, y que va desde la transferencia integral de las competencias sobre inmigración a un pronto acuerdo para la oficialidad del catalán en Europa.

Estamos, por tanto, en un tiempo muerto que se remonta al 9 de diciembre y que mantiene, políticamente hablando, el país paralizado. No porque no haya presupuestos, ni se les espera. Sino porque el gran debate es sobre Franco y los 50 años de su muerte. La cuestión para el PSOE está clara: jugar al tiquitaca con la propuesta de Junts, a ver si mientras tanto alguien tiene una idea original. Así, primero dicen que la vetarán en la Mesa del Congreso y después se limitan a congelar la decisión y, con ello, aparentan que se mueven. Al final, un paso adelante y uno hacia atrás te acaban dejando en el mismo sitio, pero acaba siendo suficiente para que en el otro bando, en las filas de Junts, se imponga la prudencia y avance la idea de que tienen cogido al PSOE y ellos pueden seguir esperando un poco más una respuesta definitiva. No es unánime esta opinión, ya que también hay algunos dirigentes de Junts que creen que pueden salir chamuscados si acaban apareciendo como que los socialistas han esquivado un match ball con un peaje muy barato.

El PSOE juega al tiquitaca con la propuesta de Junts sobre la cuestión de confianza, a ver si mientras tanto alguien tiene una idea original

El compromiso que les traslada el gobierno español es que si no acaban apretando hoy el botón nuclear, en los próximos días recibirán buenas noticias en las carpetas de negociación que tienen abiertas y que, según ellos, tanto trabajo ha costado completar. En la trastienda de las conversaciones, hay las cosas ya sabidas de inmigración, oficialidad del catalán, visita de Sánchez a Bruselas y quizás del president Illa, reconocimiento nacional, modificación de la ley orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas para establecer una cláusula de excepción de Catalunya que facilite la cesión del 100% de todos los tributos que se pagan en Catalunya, ampliación de la participación directa de Catalunya en las instituciones europeas y demás organismos y entidades internacionales —particularmente en los asuntos que tienen especial incidencia en Catalunya— o revertir la negativa del Ministerio del Interior a conceder a Puigdemont la escolta de los Mossos propia de un president de la Generalitat.

Pero también buenos augurios sobre el Tribunal Constitucional y la ley de amnistía, cuya sentencia no tiene fecha, pero cuya resolución final depende de una mayoría muy cercana al PSOE. Aquí el gobierno insiste en que no va a ser en octubre el pronunciamiento y que va a acabar siendo varios meses antes. No depende del gobierno, claro está. Pero quizás, quizás, acaba siendo verdad. Y si el Supremo no se mueve, la amnistía solo puede venir del Constitucional. No hay otra. No deja de ser un tema endemoniado, ya que sí que es verdad que con la recusación —aceptada— del magistrado conservador José María Macías, los bloques han quedado seis a cuatro a favor del llamado progresista. Pero como que siempre hay que leer la letra pequeña en estas cosas, la aprobación mayoritaria de la constitucionalidad de la ley no quiere decir en todos los supuestos que la amnistía sea de aplicación obligada de los que aún no la tienen. ¿Y si hay una coletilla que, igual que declara la constitucionalidad de la ley, deja su aplicación práctica en el ámbito de la legalidad ordinaria y, por tanto, el Constitucional no entra en lo que resuelva el Supremo? Alambicado, sí. Pero cosas más extrañas se han visto. ¿O no hay una ley de amnistía aprobada por las Cortes Generales que muchos jueces no aplican?

Una copla popular atribuida al poeta Antonio Machado, nacido en Sevilla, pero enterrado en Cotlliure, dice lo siguiente: "Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio; contigo, porque me matas, sin ti, porque me muero." ¡Ahí la política! Cuánto riesgo tiene si uno no acierta. Bien porque se pasa, bien porque no llega.