"Porque claro, todo esto de la UDEF [Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal], ¿qué coño es esto de la UDEF?, ahora todavía no sabemos si hubo o no hubo un borrador, si ese borrador se hizo de una forma subrepticia, clandestina e ilegal. O si el ministerio lo autorizó o lo hizo hacer, o simplemente lo autorizó y no existe y no lo ha indagado". Son palabras pronunciadas por el expresident de la Generalitat Jordi Pujol el 6 de agosto de 2014, en su comparecencia en el Parlament de Catalunya en que se le acusaba de poseer cuentas bancarias en paraísos fiscales. A la postre, ello supuso el descarrilamiento definitivo de Convergència Democràtica, ya que también aparecía en el informe Artur Mas, en aquella fecha su sucesor al frente de la Generalitat. Han tenido que transcurrir más de diez años para que este martes, 12 de noviembre de 2024, el comisario Marcelino Martín Blas, a la sazón jefe de asuntos internos de la policía, declarara lo siguiente en la comisión parlamentaria del Congreso de los Diputados sobre la operación Catalunya: "El informe que publicó El Mundo todo es una película, nace manipulado. En los documentos policiales recibidos de la UDEF no se menciona a Pujol y Mas, ni a familiares de estos; ni que tampoco derivaran capitales a Suiza, Liechtenstein u otro paraíso fiscal".
Diez años han transcurrido entre las declaraciones de Pujol y de Martín Blas y catorce años entre lo publicado en su día por el diario madrileño y lo declarado por el excomisario este martes en el Congreso de los Diputados. Aquella invención de la policía patriótica, convenientemente dirigida y utilizada por el Ministerio del Interior, acabó dando un volantazo a la historia de Catalunya. Por más que Jordi Pujol, Artur Mas y Xavier Trias intentaron demostrar la falsedad de lo que allí se decía, el clima de corrupción que envolvía otros casos, como por ejemplo la implicación de Convergència en el caso Palau, contaminó cualquier línea de defensa. Es más, todo valía para disparar contra el independentismo catalán y para apear del poder a Mas y Trias. Este último acabó perdiendo en 2015 la alcaldía de Barcelona, ya que la publicación de diferentes noticias falsas trufadas por acusaciones vergonzosas de su principal rival del momento, Ada Colau, le desplazó de la primera a la segunda posición por 17.000 votos. En el caso de Mas, sucedió algo parecido en las elecciones catalanas de noviembre de 2012, en que retrocedió de 62 a 50 parlamentarios. En plena campaña electoral, El Mundo había publicado que tenía cuentas de comisiones en el extranjero. Lo negó insistentemente, pero pudieron más las calumnias que la verdad.
El supuesto borrador se elaboró ad hoc para tener consecuencias electorales y hacer descarrilar un proyecto político determinado
No hay, según Martín Blas, en los archivos que guardan los informes de la UDEF, ningún informe borrador con estas acusaciones. Es fácil, por tanto, componer que el supuesto borrador se elaboró ad hoc para tener consecuencias electorales y hacer descarrilar un proyecto político determinado. No hay otra verdad posible y no se hubiera podido llevar a cabo sin la complicidad de la policía patriótica y el Ministerio del Interior. Nadie ha pedido perdón y mucho menos los que se aprovecharon, ya que, como es sabido, la mentira corre más rápido, y quien no lo iba a creer si detrás estaba la UDEF y el peso que supuestamente tiene una unidad policial como esta, que cohesiona tantos intereses del Estado y cuyos responsables no son unos policías cualquiera. Por cierto, estamos hablando de la misma UDEF a cuyo jefe de blanqueos se le ha encontrado en su casa 20 millones de euros escondidos tras la pared. Una cantidad que la policía ha encontrado en su chalé de Alcalá de Henares y que ocultaba de la siguiente manera: 8 millones de euros en las paredes de una estancia y otros 12 millones en el doble fondo del techo de un sótano al que se accedía a través de una trampilla. Una noticia grave, pero que ha interesado lo justo a la prensa capitalina.
De la intervención de Blas en el Congreso también ha habido un dardo para la Fundación FAES de José María Aznar. Aunque el excomisario se curó en salud y la FAES anunció querellas diversas, Blas leyó un documento en el que se decía que dicha fundación había obtenido una comisión de más de 1,8 millones de euros por las obras del Petit Palau del Palau de la Música. Yo solo leo lo que pone aquí, dijo, pero fue suficiente para que el PSOE pidiera explicaciones al PP y a Aznar y pidiera la comparecencia del expresidente por las graves acusaciones. La política en España es cada vez más un boomerang y no deja de ser llamativo que aquellos como el PP que han urdido desde su espacio político la persecución de sus adversarios sean los que se tengan que acabar explicando por algo que niegan; amenazan con querellas, pero allí aparecen con nombres y apellidos. Y muchos aún recuerdan aquel falso prohombre llamado Fèlix Millet, que cenaba con Aznar en Menorca y conseguía que el gobierno del PP pagara una cuota importante de las obras del Palau de la Música, que ascendieron a 14,5 millones de euros. Y que Millet agradecía en una misiva en 2004 con estas palabras: "El motivo de estas líneas es agradecerte la colaboración y el apoyo que has ofrecido al Palau de la Música Catalana durante tu etapa como presidente del gobierno. Sin duda, tu sensibilidad hacia nuestros proyectos ha ayudado a la realización de las obras, que permitirán que el Palau sea una sala aún más competitiva en un futuro próximo".