La insuficiente respuesta de la Generalitat Valenciana, pero a estas alturas también del gobierno español, a la catástrofe ocasionada por la DANA en diferentes municipios del País Valencià, está llenando de irritación a amplios sectores de la sociedad. La clamorosa ausencia de liderazgo, las contradicciones expresadas en las comparecencias públicas y las mentiras a la hora de explicar lo que está sucediendo están creando un caldo de cultivo de enojo imparable en las decenas de miles de personas que siguen esperando la más mínima respuesta de los poderes públicos. Cinco días después siguen faltando necesidades básicas, se accede con mucha dificultad a zonas donde se supone que aún quedan por encontrar decenas de cadáveres y, para colmo, empiezan a surgir los primeros problemas ocasionados con la contaminación de las aguas encharcadas en varios municipios. Impera en muchos sitios la anarquía, la ausencia del poder público. Bien porque está ausente o por su incapacidad a la hora de orientar una situación que ha desbordado a las autoridades,
El president de la comunidad, Carlos Mazón, ha permanecido este sábado varias horas desaparecido cuando tenía convocada una comparecencia pública. Todo el mundo ve sus carencias, pero nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato, esperando unos y otros que sus errores acaben con su carrera política. Pedro Sánchez se lo mira desde la media distancia. Pídame lo que quiera, le dice a Mazón. Como esperando que el president valenciano le responda, algo así como, tráigame lo que pueda. El primero se encuentra hundido en su flagrante incompetencia, y por ello se resiste a activar el mecanismo del nivel 3 de alerta, pero el segundo, que es el que dispone de los recursos del Estado, no los está utilizando.
La clamorosa ausencia de liderazgo, las contradicciones expresadas en las comparecencias públicas y las mentiras a la hora de explicar lo que está sucediendo están creando un caldo de cultivo de enojo imparable
La respuesta que ha ofrecido, entrada la noche, es crear cinco grupos que denomina de respuesta urgente —¡¡cinco días han pasado, más de 100 horas!!— presidido cada uno de ellos por uno o varios consellers o conselleres con incorporación de un total de siete ministros, incluida una vicepresidenta, a los diferentes equipos de trabajo. Es realmente sorprendente, ya que pretende poner el Consejo de Ministros bajo la autoridad de los diferentes consellers y conselleras y esquivar así la declaración del estado de alarma. No conozco ningún precedente de una situación similar y la que se podría asemejar algo sería, en lo que respecta a la atribución de competencias, la de los atentados del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils, que gestionó exclusivamente el gobierno catalán, informando al español, pero sin perder de vista que el poder era catalán y el operativo también catalán. Aquí, en València, la situación ha desbordado al gobierno de Mazón y le importa un rábano —más allá de su orgullo— que se aplique un 155. Lo que tampoco no puede es aplicárselo él al gobierno español, por más que este esté más o menos de acuerdo.
En medio de todo este gran desbarajuste, han dejado de ofrecerse cifras de víctima mortales, mientras se disparan los peores rumores sobre la cantidad que puede haber y los cadáveres que aún no se han localizado. No hay nada peor que el silencio en el mundo de la comunicación actual, en que todo el mundo ha hablado con un experto en este tipo de catástrofes, con un militar sobre el terreno, con un forense conocedor de episodios de destrucción de la naturaleza o con un ingeniero de caminos ducho en las consecuencias en vidas humanas de la obra civil destruida o anegada. ¡Pero si son incapaces de organizar a 15.000 voluntarios convocados en la Ciutat de les Arts de València y desplazarlos a las poblaciones más necesitadas! ¡O de movilizar, como cualquier país en una situación similar, todos los contingentes humanos necesarios para reducir al máximo posible el abandono que siente la población afectada, la ausencia de necesidades básicas como agua o alimentos, o la inseguridad en las calles! Por no hablar de lo que viene en los próximos días, médicos de manera masiva, enfermeras y vacunas para evitar un grave problema de salud pública.