En las próximas fechas se cumplirán 40 días de las inundaciones de la DANA que se saldó con 230 muertos, de los cuales 222 son del País Valencià, siete de Castilla-La Mancha y uno de Andalucía. Un fenómeno natural causado por una gota fría provocó lluvias torrenciales que causaron el desbordamiento de varios ríos y barrancos así como una serie de inundaciones relámpago de varios municipios de las proximidades de València que, unido a la pésima gestión política, tuvo consecuencias devastadoras. 40 días después, Carlos Mazón sigue gobernando la comunidad como si tal cosa, su formación política, el Partido Popular, le da apoyo tratando de mitigar el lastre electoral que supone que sea su referente en la comunidad y el gobierno valenciano hace esfuerzos para volver a la normalidad y que se olvide su pésima gestión de aquellas horas.

El PSOE ha conseguido con bastante éxito que las responsabilidades por lo sucedido lleguen con cuentagotas hacia el gobierno español. Dos ejemplos de ello han sido las dos manifestaciones multitudinarias que se han celebrado en València y que han acabado siendo un plebiscito sobre la gestión de Mazón, hacia el que fueron, fundamentalmente, todas las protestas. También, el fracaso del PP al no conseguir parar en Bruselas el nombramiento de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea. Los populares europeos abandonaron a Feijóo a su suerte y ratificaron a Ribera, pese a que el PP español la señalaba como responsable de la gestión de la DANA por su condición de ministra de Transición Ecológica en aquellas fechas.

Sigue siendo desoladora la situación en la que se encuentran los afectados por la DANA y la falta de empatía de los poderes públicos hacia ellos

Si ese es el cuadro político cuarenta días después, sigue siendo desoladora la situación en la que se encuentran los afectados, la lentitud con la que se procede a la limpieza y reconstrucción de viviendas y locales, las ayudas económicas de las administraciones para los perjudicados y algo tan intangible como es la empatía de los poderes públicos hacia aquellos que lo han perdido todo, empezando por sus seres queridos. Este mismo jueves, hemos visto como casi a la misma hora en que se daba cita buena parte de la clase política en Madrid para festejar los actos conmemorativos de la Constitución, familiares de las víctimas y asociaciones vecinales de afectados y damnificados denunciaban que no habían sido invitados a la misa funeral que se celebrará en la catedral de València con fuerte presencia institucional y que presidirán los reyes.

Todo el mundo ha corrido a corregirlo después de la denuncia, pero el daño ya estaba hecho. Será, quizás, porque la presencia de los afectados puede acabar siendo incómoda, ya que su malestar es importante. O, simplemente, porque en los mailings de los organizadores los damnificados no aparecen entre tantos excelentísimos e ilustrísimos que ya la tenían en sus despachos desde hace días. No es ese el único caso de falta de empatía, Es de muy mal gusto que la alcaldesa de València haya escogido precisamente este año para tirar la casa por la ventana, montar un árbol de Navidad de 25 metros e inaugurarlo con el lanzamiento de fuegos artificiales. Mientras, a pocos kilómetros aún hay casas sin agua y con dificultades para que la luz les llegue con normalidad. Luego todo son sorpresas cuando la gente no vota.