Si, finalmente, Donald Trump acaba imponiendo aranceles importantes a México, Canadá y China en las próximas horas, como ha anunciado, será la prueba más evidente de que el bravucón presidente de los Estados Unidos ha llegado, en esta ocasión, a la Casa Blanca de manera muy diferente a su anterior mandato y está dispuesto a romper las reglas de juego. Aunque lo que se visualiza son los aranceles, la verdadera batalla se juega en el trasfondo de los mismos: son un arma para aplicar sus políticas internas y mirar de evitar así los flujos de droga y de inmigrantes sin documentación hacia los Estados Unidos. El 1 de febrero era la fecha límite que se había hecho pública y, por ahora, este sábado no ha aportado novedades, aunque con el cambio horario y el hecho de ser sábado aún todo es posible.

La concreción de esta medida es importante, además, después de que Trump tuviera que dar marcha atrás hace unos días sobre una orden ejecutiva de la oficina presupuestaria para congelar billones de dólares en subvenciones y préstamos federales. Menos de 24 horas después de que la Casa Blanca adoptara esta decisión, tuvo que ser rescindida dado el caos y la confusión general que se provocó. La orden había sido adoptada el lunes 27 por la noche y se pedía que congelaran todos los gastos de asistencia, incluso aquellos que benefician a ancianos, a las familias pobres o a los veteranos. Menos de 48 horas después se comunicó que la orden había sido rescindida.

Todos los miedos que había despertado Trump desde su victoria electoral se han ido cumpliendo, aunque han sido más anuncios que cosas tangibles

El segundo momento Trump de la docena de días que lleva en la Casa Blanca, más allá de las casi 200 órdenes ejecutivas de todo tipo firmadas con la intención de dar la vuelta como un calcetín a la etapa Biden, ha sido su anuncio de utilizar nuevamente Guantánamo. La base naval, cerrada en 2016 por el presidente Obama, se emplearía, en este caso, para recluir a decenas de miles de personas de lo que definió como los peores extranjeros criminales, mientras otras fuentes han hablado de personas de difícil deportación o criminales peligrosos. Como que Trump no da puntada sin hilo, en el trasfondo del anuncio de Trump está también trasladar una imagen de dureza que contribuya a detener el trasiego fronterizo. 

Hasta la fecha, todos los miedos que había despertado Trump desde su victoria electoral se han ido cumpliendo aunque, por el poco tiempo transcurrido, han sido más anuncios que cosas tangibles. Pero su visión del mundo ha ido cogiendo fuerza con una combinación de avisos de un cierre de Norteamérica dentro de sus propias fronteras y mensajes disuasivos tanto a enemigos como a aliados que considera que no son del todo de fiar. Así, una cosa es la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y otra cosa la Unión Europea o la OTAN. La Unión Europea también puede acabar entrando en el paquete de países con aranceles y Trump ha dicho que la UE ha tratado muy mal a Estados Unidos. Puede ser una advertencia o un anuncio. Pero con Trump nada es irrelevante y mucho menos tranquilizador. Y solo lleva doce días.