Con la presentación del técnico alemán este jueves, casi dos meses después de que fuera anunciado su fichaje, empieza la era de Hansi Flick al frente del Fútbol Club Barcelona. Después de dos entrenadores de la casa, buenos conocedores de algo tan discutido en Barcelona como el entorno, Joan Laporta ha escogido para esta nueva etapa a un profesional exigente, metódico y de mano dura, capaz de romper la dinámica de los últimos tiempos, viciada, en parte, por la incapacidad de hacer limpieza con el pasado en el vestuario. El técnico germano regresa al banquillo de un gran club europeo después de su experiencia amarga como seleccionador alemán entre 2021 y 2023, en la que no logró que la selección pasara de la fase de grupos en el Mundial de fútbol. Y eso que accedió al cargo como un entrenador admirado que al frente del Bayern de Múnich logró un palmarés destacable: solo siete derrotas y nueve empates en 86 partidos, también logró proclamarse como el entrenador con mayor porcentaje de victorias, contando todas las competiciones disputadas. De 86 partidos, salió ganador en 70 ocasiones, que es un 81%. 

Su visión del mundo del fútbol puede encajar perfectamente en un club como el Barça, donde el aficionado no se conforma con ganar, sino que le gusta que su equipo juegue bien. En estos últimos tiempos, sobre todo la última temporada con Xavi Hernández de entrenador, acudir al Estadi Olímpic de Montjuïc como aficionado precisaba de una dosis extra de estoicismo, ya que hacía muchos años en que el equipo no jugaba tan poco fútbol. Es verdad que los resultados no acompañaron, como en la temporada anterior, la del debut de Xavi, pero el equipo era mentalmente endeble, físicamente falto de preparación y colectivamente necesitados de un liderazgo que nadie ocupó en el banquillo y en el terreno de juego. En este aspecto, el Barça, que siempre ha tenido referentes de los que sentirse orgulloso, desde Guardiola a Luis Enrique o desde Carles Puyol a Gerard Piqué, también se ha ido haciendo pequeño.

Hansi Flick va de poner su grano de arena para acabar con esta decadencia, ya que es un entrenador prestigiado, le gusta el fútbol de ataque y no está tan lejos de mitos del barcelonismo como Johan Cruyff o el mismo Guardiola. Es verdad que tiene una plantilla necesitada de algún refuerzo importante en posiciones como el pivote defensivo, desatendido desde que Sergi Busquets abandonó el Barça, pero hay que dejar trabajar a los técnicos y a la directiva para invertir con acierto el poco dinero que hay. Porque una de las cosas que el Barça debería haber aprendido de estos últimos años con una sequía de títulos más que notable, es que gastar dinero para fichar jugadores que no son desequilibrantes es un mal negocio, ya que lo pagado escasas veces sale a cuenta y para ello es mejor dar oportunidades a jugadores de la cantera.

Joan Laporta ha escogido para esta nueva etapa a un profesional exigente, metódico y de mano dura, capaz de romper la dinámica de los últimos tiempos

Es verdad que esto es mucho más fácil de predicar que de creerlo a ciegas, ya que después, con la temporada avanzada, llega siempre la urgencia por los títulos y, al final, Flick como Xavi o Koeman son valorados por los resultados y los títulos, y cualquier otra consideración es mucho menos destacable. Esta temporada también va a ser importante por el retorno al estadio Spotify Camp Nou después de dos temporadas alejadas de Les Corts, un año en el que además el club cumple su 125 aniversario. Aunque el retorno no tiene una fecha cerrada, se prevé que sea a finales de año, aunque no, seguramente, el mes de noviembre anunciado inicialmente. Será, en principio, con un aforo mínimo de 64 mil espectadores entre la primera y la segunda gradería, mientras continúe la construcción de la tercera, un porcentaje que ya mejorará la capacidad del Estadi Olímpic, además de contar con la deseada vuelta a casa.