Pretender esconder la cabeza de Carlos Mazón debajo del ala de la ministra Teresa Ribera debe tener su lógica partidista, y por eso lo está haciendo el Partido Popular. Pero no conseguirá hacer olvidar la gestión negligente del presidente del País Valencià y de su gobierno en el arranque de las lluvias de hace dos semanas. Más de 200 personas muertas parece que no han sido suficientes para emponzoñar de manera ruin todo el enorme daño que la DANA ha hecho a su paso. De la boca de Mazón o de su entorno parece que solo pueden salir mentiras, mientras se pone el termómetro para pulsar el malestar ciudadano y ver qué tipo de cirugía política se puede hacer que salve al president valenciano, ya que una investidura de un nuevo candidato acabaría haciendo descarriar la iniciativa, ya que los votos necesarios de Vox no participarían en la operación. Así, en medio de este mezquino disparate y con el PP necesitado de mover el foco de la deplorable actuación de los suyos en Valencia, algún genio ha pensado que plantear la batalla europea para que la ministra Teresa Ribera sea descabalgada como comisaria europea en el nuevo gobierno de Ursula von der Leyen era la mejor jugada a hacer.

Así se entiende que los populares hayan puesto dos condiciones para dar apoyo al nombramiento de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Transición Ecológica y Competencia: que comparezca el próximo miércoles en el Congreso de los Diputados para dar explicaciones sobre la catástrofe medioambiental y que se comprometa a dimitir si la justicia española la acaba imputando por esta cuestión. El PP cree tener cogida por donde duele a la socialista por el tema de la DANA, en su condición de actual ministra responsable de la cartera de Transición Ecológica y alega que todavía no ha dado explicaciones en la cámara baja sobre la catástrofe valenciana. En eso tienen razón los populares. Aunque, dicho sea de paso, tampoco lo ha hecho Mazón, que iba a comparecer, finalmente, este miércoles y con las nuevas advertencias climatológicas se ha aplazado. La política de baja estopa tiene estos capítulos lamentables, en los que parece que cuesta estar a la altura y separar las cosas.

Se han dado tantos pasos hacia atrás, que ya solo se sabe hacer política partidista y basada en el 'y tú más' hacia los adversarios como gran argumento

Será, en parte, porque se han dado tantos pasos hacia atrás, que ya solo se sabe hacer política partidista y basada en el 'y tú más' hacia los adversarios como gran argumento para fidelizar a los propios. Eso, en parte, es bastante nuevo. Una incorporación de esa nueva casta de políticos de nueva generación, que vuelan tan bajo que solo pueden ver el suelo. Así es imposible hacer nada y lo peor de todo es que la llamada labor de reconstrucción en el País Valencià está muy lejos de haber empezado y los afectados solo esperan que las ayudas urgentes que necesitan dejen de ser promesas. Aunque es muy prematuro, los primeros destrozos del balance de la DANA son escalofriantes: 100.000 vehículos con daños, 55.000 viviendas afectadas y las gestorías confirman la destrucción de 129.000 negocios en 2024, y prevén aún más cierres por el impacto. Con este panorama en el horizonte, va a costar mucho que durante mucho tiempo los políticos responsables del gobierno valenciano o del español puedan pasear tranquilamente por el territorio DANA sin ser abucheados. Incluso Felipe VI ha optado, en su segunda visita al País Valencià, por darse un baño entre militares allí desplazados antes de abordar nuevamente la respuesta ciudadana, evitando así un Paiporta dos.

Mientras todo esto sucede, parece que antes del fin de semana Mazón anunciará su nuevo gobierno. Para relanzar su ejecutivo, se dice, pensando que todo el mundo es bobo. Cesará a los responsables más directos, como si el drama se pudiera segmentar y hacer olvidar a la ciudadanía valenciana que su presidente estaba, a la hora en que se tenía que decidir cuando y como se enviaba la alerta telefónica sobre la DANA, donde no debía estar y haciendo lo que no debía hacer. Y eso no lo borrará ningún cambio de consellers y conselleras, por más que lo intente esconder. Y eso sin que sepamos si la última versión de que estaba comiendo con una periodista ofreciéndole la dirección de la televisión autonómica es la buena y definitiva o es una mentira más. Por cierto: ¿allí, en Valencia, la dirección de la televisión la ofrece Mazón en un discreto reservado, como si fuera un cargo de su gobierno?