Si alguna cosa es un presupuesto, no es otra que la presentación ante la opinión pública de cuáles son tus prioridades políticas. Eso ha hecho el Gobierno presidido por Pedro Sánchez este martes en el que se ha conocido que el Consejo de Ministros había aprobado un proyecto de cuentas públicas que eleva a 198.000 millones de euros el techo de gasto y es significativo el incremento de los gastos de Defensa en un 25% para el año 2023. No es, ciertamente, la partida de Defensa más significativa, nada más faltaría. Pero resulta del todo sorprendente, más allá de los compromisos que Sánchez haya podido adquirir con la administración Biden o, incluso, su propio presidente, también con los máximos responsables de la OTAN, un incremento tan sustancial en un año en que todos los indicadores económicos son malos o muy malos para España y que la crisis económica que se avecina tiene un perfil tan alarmante.

No será este un tema de discrepancia con PP, Vox o Ciudadanos, a buen seguro, pero sí debería ser un punto de desencuentro con sus aliados, Unidas Podemos, dentro del mismo Gobierno o Esquerra Republicana y Bildu en el Parlamento. Se podrá argumentar que el Gobierno español tiene capacidad para endeudarse, una atribución que, hoy por hoy no tiene, por ejemplo, el Govern de Catalunya. Esta circunstancia que le permite disponer de unos hilos de los que poder tirar está muy bien para incrementar las pensiones, como se ha anunciado, alrededor del 8,5%. Es lógico que se utilice para ello, excepcionalmente, el Fondo de Reserva, pero es la única manera de que nuestros mayores no pierdan tanta capacidad adquisitiva ante la galopante inflación existente y que afecta, cada vez más, a productos básicos del todo imprescindibles para los sectores más necesitados de la sociedad.

Se preserva así el cumplimiento del Pacto de Toledo, un acuerdo entre los grupos políticos para preservar las pensiones. Para ello será necesario una aportación de 2.957 millones al fondo de reserva, una circunstancia que se producirá, por primera vez, en trece años. No debería ser objeto de ninguna crítica este movimiento gubernamental, ya que no hay otra manera de equilibrar las dificultades de millones de personas con la cesta de la compra. Sin duda, contribuirá a dejar mínimamente fuera de la ecuación de la dificultad extrema a los pensionistas, aunque no se tiene en cuenta buena parte de los incrementos del precio de la energía que necesitan más que nadie ante la llegada del invierno.

Se abre así, oficiosamente, el período de negociación de los presupuestos del Gobierno entre el PSOE y el resto de fuerzas parlamentarias. En primer lugar, será con Esquerra Republicana que abordará su tercera negociación con el Gobierno en la presente legislatura y habrá que ver si son capaces de revertir la tendencia de las dos anteriores en las que, por una razón o por otra, los socialistas acabaron llevándose los votos e incumpliendo sus compromisos públicos e incluso alguno privado. El acuerdo sobre los indultos que alcanzó Esquerra Republicana con el Gobierno de Pedro Sánchez cada vez queda más lejos y el partido de Oriol Junqueras está necesitado de algún triunfo que justifique su compromiso casi permanente en muchas de las grandes decisiones y el haber ayudado los republicanos a superar muchos de los obstáculos que Pedro Sánchez, sin ellos, no habría podido superar.