Explican las crónicas que el españolismo ha sido capaz de sacar a la calle alrededor de un millar de personas este 12 de octubre en Barcelona para celebrar la que consideran su fiesta nacional, siendo la cifra más baja desde que existe un registro de movilizaciones por este día. El hecho de que esta movilización —que contaba con el apoyo de PP, Vox y Ciudadanos— se haya producido cuatro días después de la concentración del pasado domingo para protestar por la amnistía y que, con toda la organización a tope de los tres partidos de la derecha y la derecha extrema, logró reunir unas 50.000 personas procedentes de diferentes ciudades de España, permite sacar varias conclusiones.
La primera y más significativa, de las 50.000 personas manifestándose el domingo, alrededor de unas mil debían ser de Barcelona, que son las que repiten este jueves. El resto, camaradas de la geografía española que respondieron a la llamada de Núñez Feijóo, Díaz Ayuso y Abascal. Segundo: Barcelona no es Madrid. Allí, el españolismo sale a protestar contra Pedro Sánchez, algo que ya es un clásico de cada año y que este 2023 en el desfile tampoco ha faltado. En Barcelona, el enemigo número uno es Carles Puigdemont y el grito más coreado "Puigdemont a prisión".
La tercera, que la calle está mucho más tranquila de lo que nos quiere hacer ver la prensa escrita de la derecha. El ruido lo hacen los políticos, jueces, periodistas y fiscales. No la calle. Cuarto, Pedro Sánchez ya habla abiertamente de la amnistía e incluso ha comentado este jueves en la recepción del Palacio Real que el PSOE ya tenía su propuesta de amnistía. En pocas semanas ha hecho un trayecto importante: del no se podía hacer antes del 23-J, a propiciar después un clima de aterrizaje de la iniciativa y, ahora, como llovido del cielo, que ya tiene su propuesta. Su parroquia ya está preparada para estas declaraciones y el tiempo empieza a apremiar.
La última reflexión tiene que ver con el calendario. Superada la fecha del 12-O que estaba marcada en rojo en el calendario por el PSOE, ya que en el horizonte no hay previstas fechas complicadas, puede empezar a establecerse un calendario tanto de la investidura como de las diferentes caretas que se están negociando. Este viernes, el presidente en funciones recibirá a la presidenta del grupo parlamentario de Junts en el Congreso de los Diputados, Míriam Nogueras. Será la segunda reunión con el independentismo catalán, ya que el miércoles hizo lo propio con Gabriel Rufián, de Esquerra.
En aquella ocasión, Rufián dejó claro que descartaba un pacto de legislatura, que "los votos de Esquerra se sudaban" y que solo se planteaban un apoyo a la investidura, pues pensaban "ir partido a partido". Junts, en cambio, trabaja con los socialistas en un pacto global de cuatro años en línea con la propuesta de Carles Puigdemont del 5 de septiembre en Bruselas, en la que habló de un acuerdo histórico. Veremos qué sale de la reunión entre Sánchez y Nogueras y las pistas que ofrece Junts del clima de las conversaciones.