La manera (ajustada) como ha resuelto Esquerra Republicana facilitar el voto de sus diputados para investir a Salvador Illa president de la Generalitat y el hecho de que en muy pocos días quede despejado el gobierno catalán, cierra, en la práctica, la interinidad que se había impuesto el partido antes de la celebración del congreso extraordinario para elegir una nueva dirección. Se fijó, en mayo, la fecha del 30 de noviembre para el cónclave republicano, un espacio de tiempo considerado entonces razonable, ya que cubría la eventualidad de una repetición electoral que hubiera sido el 13 de octubre.

Ahora, la situación es muy diferente, puesto que si se cumple el calendario previsto y ligeramente alterado este domingo, este martes el president del Parlament, Josep Rull, recibirá a los presidentes de los grupos parlamentarios, un trámite imprescindible para la convocatoria del pleno de la Cámara para el próximo jueves 8 de agosto. Podría ser que ese mismo día hubiera ya nuevo president de la Generalitat, o si no, será en las horas o días siguientes. En cualquier caso, es el inicio de un nuevo ciclo político en Catalunya y es más que razonable que un partido que además deberá imprescindiblemente formar parte de la mayoría parlamentaria que facilite la estabilidad gubernamental, resuelva sus cuitas internas y adelante al mes de septiembre su congreso extraordinario.

Es el inicio de un nuevo ciclo político en Catalunya y es más que razonable que ERC resuelva sus cuitas internas y adelante al mes de septiembre su congreso extraordinario

Curiosamente, solo un dirigente de Esquerra ha expresado, hasta la fecha, su intención de aspirar a la presidencia del partido. Se trata de Oriol Junqueras, que ya la ha ostentado entre 2011 y el pasado mes de junio, cuando renunció a ella voluntariamente para tener mayor margen de maniobra a la hora de recuperarla, y no tener compromisos con muchos de los actuales dirigentes. De hecho, Junqueras aspira a encarnar la renovación por la vía de que su ejecutiva tenga tantas caras nuevas que no haya discusión alguna. ¿Quién o quienes serán sus rivales? Por ahora es una incógnita.

Los dos nombres que han circulado a través de algunos dirigentes no han acabado de dar el salto. Así, apareció en un momento dado la expresidenta del Parlament Carme Forcadell como una supuesta candidata de consenso para la presidencia. Los colaboradores de Junqueras, sin hacer ruido, le hicieron llegar que de consenso no sería y que se tendrían que enfrentar. Otro nombre que también ha sido citado para el cargo es el de la diputada en Madrid, Teresa Jordà, aunque públicamente tampoco consta que se haya pronunciado. Esta ausencia de rival es el único motivo aparente que podría llevar a la actual dirección a mantener el congreso a finales de noviembre, ya que no hay duda alguna de que el interinato actual no es, políticamente, la mejor decisión. También hay que ver si algún dirigente de los que explícitamente votaron 'no' a Illa en la reciente consulta a la militancia está dispuesto a dar el paso y posicionarse como tercera vía en el congreso.