Veremos si la actitud displicente del vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, expresada en su visita a Europa, más propia de un matón de las películas de Hollywood que del cargo que ocupa, es simplemente un posado, una manera de marcar territorio, o, por el contrario, estamos ante un cisma irreversible entre el Viejo Continente y el Nuevo Mundo. Ya son muchos los mensajes enviados por Donald Trump, empezando por la política arancelaria, pero siguiendo con sus invectivas sobre Rusia, Putin y Ucrania, para situarse en alerta. No estamos, por lo que parece, ante un tema exclusivo de que Europa tiene que defenderse por sí misma. Esas eran las advertencias en campaña y parece que solo es un adelanto de lo que el mandatario norteamericano tiene en la cabeza.
Vance ha aprovechado su participación en la Conferencia de Seguridad de Múnich, con la ciudad bávara aún conmocionada por los 36 heridos del atropello durante una manifestación sindical el pasado miércoles. Un Mini Cooper se acercó a la multitud y arrolló todo lo que se encontró a su paso. El conductor, de 24 años, era un ciudadano que había llegado a Alemania procedente de Afganistán, en 2016, como menor refugiado y disponía de permiso de residencia y de trabajo. Las autoridades trabajan con la hipótesis de un atentado islamista, ya que después de la masacre se puso a rezar y pronunció en árabe Dios es grande, una expresión de fe muy común en el mundo musulmán.
Trump se dedica a amedrentar a todo el mundo con la premisa de que no tiene amigos, solo aliados
El hecho de que el suceso haya ocurrido cuando falta poco más de una semana para las trascendentales elecciones alemanas, que tendrán lugar el domingo 23, añade dramatismo y sirve en bandeja los discursos de Vance contra la inmigración y la crítica actitud que adoptó la cancillera Merkel en sus últimos años de mandato. Vance no se detuvo aquí y aprovechó para defender la posición del dueño de X e influyente colaborador de Trump, Elon Musk, de apoyo a la ultraderecha alemana de Alternativa por Alemania. Todo ello, con las encuestas poniendo en apuros a la democracia cristiana, aupando hacia una segunda posición muy consolidada a la extrema derecha y desplazando a la tercera posición a los socialdemócratas del actual canciller Olaf Scholz.
Las diatribas de Vance a Bruselas fueron permanentes, así como la crítica a la pérdida de valores de Europa, los cordones a la ultraderecha o lo que definió como el miedo a la libertad. Hay un nuevo sheriff, dijo, refiriéndose a Trump, y ello ayuda a explicar muchas de sus actitudes. ¿Qué puede hacer Europa si el amigo americano deja de serlo? No hay, sin duda, una respuesta fácil y mucho más si Trump y Putin, lejos de pelearse entre ellos, son capaces de trazar algún tipo de alianza. En este caso, Europa tendrá las de perder. También Ucrania, obviamente. Por ahora, Trump se dedica a amedrentar a todo el mundo con la premisa de que no tiene amigos, solo aliados.