Decía el exconseller de Economía, Jaume Giró, en una entrevista publicada en este diario el pasado domingo, que había que llamar a las cosas por su nombre, dejarse de miedos infantiles y reclamar al gobierno de Pedro Sánchez sin ambages un concierto económico para Catalunya. Giró, buen conocedor de los entresijos del poder español, por sus anteriores etapas empresariales en empresas del Ibex durante varias décadas, sostiene sin matices que es el momento de apretar en Madrid y que el concierto es la única vía para solucionar definitivamente el drenaje de recursos que padece Catalunya y que ya no puede seguir soportando si quiere paliar el empobrecimiento repentino e injusto a cambio de que otros territorios se enriquezcan.
Lo decía Giró en la entrevista del domingo en la que también cuestionaba que se utilizaran conceptos equívocos en el tema de la financiación para tratar de confundir al personal. Sin ir más lejos, hablar de financiación singular, de la que aún habla sobre todo la consellera Natàlia Mas y mucho menos el president Pere Aragonès y la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira. "La financiación singular lo que no puede ser es una tomadura de pelo singular. Y vamos de camino", remachaba Giró.
Este lunes, cuando he escuchado a la portavoz del PSOE, Esther Peña, decir sin rubor alguno que lo que buscan los socialistas es un nuevo modelo de financiación en que todas las comunidades autónomas encuentren su singularidad reconocida, he recordado las advertencias de Giró: Una financiación singular a la carta y para todos dentro del régimen común. No es que sean tontos y no hayan entendido nada. Los socialistas españoles saben sus márgenes y en ellos no entra que Catalunya disponga de la llave de la caja, como la tienen el País Vasco y Navarra. Solo así se puede revertir el déficit crónico y dar esperanza de bienestar a los catalanes. Solo así el déficit fiscal que padece Catalunya podrá ser eliminado.
Con investidura de un president de la Generalitat —por cierto, este miércoles empezará a correr el reloj de nuevas elecciones sin que ningún candidato se haya querido someter aún a la investidura— o sin ella, la financiación de Catalunya va a ser el verdadero caballo de batalla de los próximos meses y años. No va a ser esta una disputa cualquiera, ya que las resistencias frente al concierto económico van a ser enormes. Pero es una batalla que se puede ganar, ya que no hay que cambiar ley alguna, y que tan solo depende de la voluntad política del gobierno español. Pero es importante, trascendental, no hacer pactos a la baja, conformarse con pagarés a cuenta que, como otras veces, no valdrán nada.
Decía Abraham Lincoln que "Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo". Y eso último es lo que lleva haciendo España con la financiación de Catalunya.