La reaparición de Elsa Artadi, exconsellera de Presidència bajo el mandato de Quim Torra al frente de la Generalitat y que abandonó súbitamente la candidatura de Junts per Catalunya al Ayuntamiento de Barcelona el pasado mes de mayo, después de un ostracismo voluntario de varios meses, como nueva asesora del presidente de la patronal Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, es una de aquellas noticias que necesitan leerse dos veces. Artadi se suma al think tank de Sánchez Llibre en un inequívoco gesto de que orienta, como había dicho, hacia la vida privada su futuro profesional después de su experiencia política de primer nivel entre finales de 2017 y su renuncia del pasado mes de mayo. Cincuenta y seis meses en los que pudo ser incluso presidenta de la Generalitat en aquella designación en la que Torra se llevó el gato al agua, más tarde vicepresidenta del Govern de Pere Aragonès y un período en que Artadi fue sin discusión ninguna una de las personas, sino la que más, de máxima confianza política del president Carles Puigdemont. De lo que se entendía que era en el día a día el pinyol del president en el exilio.
Artadi compartirá mesa de trabajo con el exministro socialista Valeriano Gómez y el exdiputado del PSC Álex Sáez Cubero, los populares Enrique Lacalle y Vicente Martínez Pujalte y el democristiano Manuel José Silva en el reducido club de consejeros de presidencia, que tienen como función "asesorar y hacer propuestas concretas para las acciones de Foment". En esta tanda se incorporan con Artadi el exconseller de Justícia de Unió Toni Isaac; el también democristiano, exdiputado a Cortes y exconsejero de la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia Josep Maria Guinart, y la doctora e investigadora asociada del CRES, Laura Pellisé. En total, nueve consejeros y una incorporación, cuando menos, llamativa.
La base unionista y conservadora de Foment se ensancha, una expresión, sin duda, muy de moda en estos tiempos y más propia del lenguaje político que empresarial. Hoy en día todo el mundo quiere ensanchar su base, aunque no estoy del todo seguro que Sánchez Llibre y la patronal estén haciendo un guiño al independentismo, del cual, por razones obvias, se sienten como patronal muy distantes. Lo que sí es cierto es que el president Carles Puigdemont y Sánchez Llibre se reunieron por primera vez, desde que el primero marchó en 2017 al exilio, el pasado mes de febrero, con gran disgusto de la CEOE, que no evitó censurarle la reunión que habían mantenido en el Parlamento Europeo de Bruselas.
Casualmente, la noticia se ha conocido el día que los parlamentarios de Junts per Catalunya en el Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo estaban reunidos en la capital comunitaria con Puigdemont, Toni Comín y Lluís Puig, sembrando el lógico desconcierto entre las filas de Junts, que le situaban internamente más cerca de las posiciones de Laura Borràs que de Jordi Turull. O dicho de otra manera, más alejada del sector considerado pragmático que del que ha apostado por salir del Govern. Pero bueno, Junts es tan difícil de interpretar que al cumplirse un mes de que dejaran el Govern para marcar perfil político propio aún hay quien se sorprende que en estas cuatro semanas solo hayan estado en el ojo del huracán por noticias negativas. Si no eran capaces muchas veces de enviar mensajes positivos cuando gobernaban, ¿por qué han de hacerlo en la oposición donde todo es mucho más difícil?