Los fuegos artificiales entre el independentismo catalán y los socialistas españoles y catalanes de estas últimas horas, marcando cada uno de ellos perfil propio y evidenciando una distancia que realmente existe en las horas previas a lo que será la segunda votación de la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo, obedecen, en lo fundamental, a la necesidad de enviar a sus respectivas parroquias que aquí nadie se ha apeado de sus posiciones iniciales. Y es que la política, guste o no guste, tiene mucho de eso, sobre todo en unos momentos en que la información de lo que realmente se está hablando está blindada entre unas pocas personas que trabajan porque las conversaciones se mantengan abiertas, avancen y si el acuerdo se produce, sea seguro, trascendental y duradero cuatro años.
Dice el refrán que no hay que dejar que los árboles te impidan ver el bosque. Un dicho que viene a querer decir que hay que alejarse del árbol para ver el bosque en toda su magnitud y entender el contexto y las necesidades presentes de cada uno. Aplicando esta verdad universal, y mucho más en el mundo de la política, todos los partidos implicados en la investidura de Pedro Sánchez han disparado desde sus respectivas trincheras... pero lo han hecho con balas de fogueo. Una munición que, como es bien sabido, permite realizar disparos y detonaciones de cartuchos reales sin peligro de impacto debido a la inexistencia de bala o proyectil en su interior. Eso sí, generan ruido y un fogonazo al dispararse.
Tres han sido los acuerdos o comunicados de este jueves. Empezaron Esquerra, Junts y la CUP presentando una resolución conjunta sobre la amnistía, para ser votada este viernes en el Parlament. En ella dejan el acuerdo político en manos de los grupos parlamentarios en Madrid y sitúan al Govern y a las instituciones catalanas en el papel de sumarse al esfuerzo colectivo para la aprobación de la ley y a hacer un seguimiento proactivo de su aplicación de manera inmediata a su aprobación. La segunda resolución hace referencia al tema del referéndum, y ahí ya se ha descolgado la CUP apareciendo ERC y Junts como únicos firmantes. El párrafo clave de la resolución está especialmente medido y también su ambigüedad: "El Parlament se pronuncia a favor de que las fuerzas políticas catalanas con representación en las Cortes españolas no den apoyo a una investidura de un futuro gobierno español que no se comprometa a trabajar para hacer efectivas las condiciones para la celebración del referéndum".
En definitiva, lo que se le pide a Sánchez es que se comprometa a dar pasos, algo muy alejado de que sin referéndum no habrá investidura. ¿Es un escollo para el PSOE? Sí, claro. Pero nadie dijo que fuera fácil la investidura. ¿Rompe las conversaciones que pueda haber? Tampoco. Entre otras cosas, porque los márgenes de la aplicación de las resoluciones del Parlament —de todos los parlamentos, al menos, en España— suelen ser amplios. De la misma manera que una resolución que sea aprobada y que constate que el Govern no tiene la confianza de la cámara no lleva a la presidenta a disolver el Parlament. Y es que en la letra pequeña de los redactados acostumbran a estar los márgenes para que, muchas veces, las cosas no sean como se pueden interpretar en una primera lectura.
El corolario a estas dos resoluciones del Parlament fue un comunicado ya entrada la noche del PSOE y del PSC en el que les pide a ERC y Junts no profundizar en la ruptura y avisa que solo negociará dentro de la Constitución. Si las resoluciones son ambiguas, este texto de 13 líneas se lleva la palma. Después de reiterar su apuesta por el diálogo, señala que este ha de servir para superar la división y no para profundizar en la ruptura y la discordia que tanta tensión generó de forma estéril en Catalunya y en el resto de España. "Por este camino, no hay avance posible". "El camino es el de la convivencia y la cohesión, el entendimiento y el progreso económico y social de Catalunya y del resto de España, siempre dentro de la Constitución". A alguien del PSOE cuando redactó el comunicado se le cayó la palabra unidad y puso cohesión que no es exactamente lo mismo.
Resumiendo, el esquema de confrontación que visualizan estos tres textos creo que tiene una importancia bastante menor en la investidura o no de Pedro Sánchez y solo tienen valor para protegerse cada una de las partes ante el verdadero melón político que se abrirá la semana que viene. De hecho, me atrevería a asegurar que la investidura no está ni un poco más cerca, ni un poco más lejos.