El inicio del nuevo año no ha despejado la minoría parlamentaria que sustenta el Govern —tan solo los 33 diputados de Esquerra Republicana de los 135 que componen el Parlament—, sino que ha añadido un problema importante a la cantidad de materias en crisis con las que acabó 2023. Se trata de la tensión existente en el sistema sanitario catalán debido al incremento de casos de gripe, covid y otros virus respiratorios. Como suele ser un clásico en todos estos tipos de problemas, los padece el ciudadano, mientras los diferentes colectivos que tienen la obligación de trabajar con los pacientes culpan al Departament de Salut de falta de planificación y de no haber previsto medidas para aligerar algunas de las tareas burocráticas que recaen sobre el personal sanitario, como por ejemplo la recuperación del mecanismo de solicitud de baja laboral a través del certificado autorresponsable.
Todo ello se produce en un contexto de huelga indefinida de enfermeras, que el conseller de Salut, Manel Balcells, no ha conseguido desconvocar tras la reunión de este jueves. Las demandas de los profesionales son conocidas: Metges de Catalunya ha señalado que la situación actual es de colapso asistencial en los servicios de urgencias hospitalarias y en los centros de atención primaria, y que era previsible. Además de denunciar falta de personal desde hace muchos años. El Col·legi de Metges de Catalunya comparte muchas de las demandas de Metges de Catalunya.
Todo ello en un contexto en que los últimos dos años se han aprobado presupuestos expansivos en el departamento. Bajo la batuta en Economia del conseller Jaume Giró se dio un gran salto en partidas sanitarias para 2022, pasando a 11.171 millones de euros, 1.456 millones de euros más. Al año siguiente, se pasó a 12.232 millones de euros, un incremento inferior, del 11,7%, en unos presupuestos aprobados por ERC y PSC. Entre los dos años se ha incrementado el presupuesto de Salut en 2.517 millones, una cantidad suficientemente importante que debería haber permitido paliar alguna de las quejas existentes.
La gestión de la Generalitat va a estar más en cuestión que nunca antes; afrontarla con pocos diputados y sin una mayoría estable es añadir incertidumbres a las preocupaciones de la población
Lo cierto es que habrá que seguir invirtiendo más dinero que en 2023 en temas de salud en los próximos presupuestos y el Govern deberá evaluar si recoge el guante de Junts para unos presupuestos entre ellos, ERC y PSC o, por el contrario, se va a la fórmula del tripartido de izquierdas. También siendo más exigente con las decisiones y evitando trasladar una sensación de improvisación cuando un día se habla de recuperar la mascarilla y el otro se pone el acento en la vacunación, en la punta de los contagios, cuando el esfuerzo comunicativo se hubiera tenido que hacer las semanas antes.
Si a ello sumamos los problemas de las pruebas de PISA en educación o la pavorosa sequía que afecta a Catalunya, por citar otros dos ejemplos importantes, la gestión de la Generalitat va a estar más en cuestión que nunca antes. Afrontarla con pocos diputados y sin una mayoría estable es añadir incertidumbres a las preocupaciones de la población.