Empieza este lunes en Sant Feliu de Guíxols la primera de las siete etapas de la 104.ª edición de la Volta Ciclista a Catalunya que, a trancas y barrancas, consigue mantener su estatus en el calendario internacional. Lejos queda la primera edición, celebrada en 1911, que tuvo lugar entre el 6 y el 8 de enero y que ganó el tarraconense Sebastià Masdeu imponiéndose en dos de las tres etapas de aquel año. En el palmarés de ganadores de la Volta aparecen ciclistas tan míticos como Mariano Cañardo, Miquel Poblet, Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Luis Ocaña, Felice Gimondi, Domingo Perurena, Bernard Thévenet, Miguel Indurain, Alejandro Valverde y el pasado año el esloveno Tadej Pogačar. Un palmarés que, en definitiva, muchos años no ha sido menor que el de la Vuelta a España.

Explico todo esto porque me ha llamado poderosamente la atención la entrevista que hemos publicado este domingo con el director de la Volta, Rubèn Peris, y el titular de la misma: “No hemos conseguido que ninguna gran empresa catalana apueste por la Volta a Catalunya”. Dentro afirma Peris: “Hemos llamado a muchísimas puertas y no hemos conseguido encontrar ninguna empresa grande que quiera apostar. Afortunadamente, hay empresas… están Vera, Finisher, el RACC, pero no conseguimos pasar de aquí. Si no fuera por las instituciones no podríamos”. Se refiere a la Generalitat, las diputaciones y todas las poblaciones que son principio o final de etapa, metas volantes, etcétera.

Una autonomía tiene los resortes que tiene y menos en estos tiempos, pero estaría bien que las grandes empresas catalanas aumentaran su sensibilidad hacia los acontecimientos deportivos que aquí se producen

Su respuesta me ha provocado interés y curiosidad. ¿Cómo lo hace la Vuelta a España? ¿Cuáles son sus patrocinadores principales? Pues allí están desde empresas privadas como Carrefour, Cofidis, Skola, Plenitiude y El Pozo hasta Loterías y Apuestas del Estado y Correos. Hay muchas más marcas, pero estas son las que aparecen en primer lugar, por delante de los patrocinadores oficiales como Fertiberia, Caser Seguros, Iryo o Telefónica Tech, entre otros. Por cierto, este año cumplirá su 80 aniversario, 24 menos que La Volta. Una autonomía tiene los resortes que tiene y menos en estos tiempos, pero estaría bien que las grandes empresas catalanas aumentaran su sensibilidad hacia los acontecimientos deportivos que aquí se producen.

Esto por no hablar de Loterías y Apuestas del Estado y Correos. En estas empresas públicas el teléfono oficial debe funcionar, entre otras cosas, porque sus presidentes son nombrados en Consejo de Ministros. Pero el problema del deporte catalán es diverso y no solo culpa de la negativa del Estado a dar luz verde a selecciones deportivas catalanas en cualquier deporte. Solo los vascos han conseguido poner una pica en Flandes con el reconocimiento de la Federación Internacional de Pelota. Catalunya no ha conseguido abrir una grieta en ningún deporte. No solo eso, sino que la Federación Catalana de Fútbol celebra desde 1989 la Copa Catalunya y en medio de su apretado calendario lo acaban jugando los suplentes o los juveniles. Entre unos y otros, la casa por barrer.