El acuerdo al que ha llegado el Govern de Catalunya con Esquerra Republicana, los comunes y la CUP en el Parlament sobre la regulación de los alquileres de temporada es un triunfo político del president Salvador Illa. Lo es por tres circunstancias: saca adelante su decreto de vivienda, que será tramitado como un proyecto de ley en la Cámara catalana, como quería Esquerra Republicana; en segundo lugar, consigue agrupar todos los votos de la izquierda en el Parlament, hasta 72 diputados, por primera vez en la legislatura en un tema muy sensible. Y, en tercer y último lugar, desactiva, en parte, la protesta que se produjo el pasado sábado en decenas de ciudades del Estado, entre ellas Barcelona, sobre el problema de la vivienda y la escalada de precios en los pisos de alquiler. Con su movimiento hacia la izquierda les envía a sus socios parlamentarios un mensaje complementario al del acuerdo: no tiene mucho sentido manifestarse en la calle contra el Govern y llegar a acuerdos en materia de vivienda.
Dicho de otra manera, el president Illa les hace el abrazo del oso: sed bienvenidos al acuerdo, pero es contradictorio con movilizar a la ciudadanía contra las políticas de mi gobierno en materia de vivienda. Y tiene razón. Estar en misa y repicando a veces no funciona, aunque sean momentos en que el populismo campa a sus anchas y no parece tener castigo defender una cosa y la contraria. Es poco discutible que el Govern, al sacar adelante un proyecto que muchos veían encallado y al que se ha llegado a un acuerdo en el último momento, se zafa, en parte, de las acusaciones de disponer de una minoría parlamentaria que complica su navegación política. Le había pasado en otras iniciativas parlamentarias que ha tenido que posponer por no tener diputados suficientes para tirarlas hacia adelante, como, por ejemplo, los presupuestos de la Generalitat para 2025, que hace ya semanas que renunció a presentarlos al Parlament ante las reticencias y la negativa de Esquerra Republicana a apoyarlos.
Salvador Illa consigue agrupar todos los votos de la izquierda en el Parlament en un tema como el de la vivienda
En resumen, el proyecto de ley sobre la regulación de los alquileres de temporada, que se votará este miércoles en el Parlament, establece lo siguiente: "Se considera arrendamiento de vivienda permanente el destinado a la satisfacción de la necesidad de vivienda, con independencia de su duración. No tendrán esta consideración las viviendas destinadas a la satisfacción de usos recreativos, turismo o por temporada de vacaciones, sea esta de verano o cualquier otra, que en todo caso se tiene que hacer constar en el contrato". Lo que en la práctica pretende es restringir los alquileres de temporada y con ello sacar al mercado regular pisos que hasta la fecha se desviaban a otros objetivos porque la legislación así lo permitía. Como nunca es oro todo lo que reluce, habrá que ver si el afán del legislador para conseguir un determinado objetivo se corresponde con el resultado final, ya que los resquicios legales que siempre acostumbra a haber suelen dar lugar a una picaresca infinita.
Si Illa era capaz de aglutinar todo el apoyo de la izquierda en Catalunya, en Madrid, el PSOE hacía un movimiento definitivo para acercar a los diputados de Junts al proyecto de ley que debe regular las ayudas a los sectores afectados por los aranceles de Donald Trump. En total, Pedro Sánchez anunció la semana pasada que se pondrían a disposición de las empresas 14.000 millones de euros y siendo Catalunya la comunidad más exportadora, ha conseguido sacar un pellizco importante superior a los 3.000 millones de euros y que equivale al 24%. El PSOE ha querido evitar problemas de última hora y sortear posibles sorpresas por parte del Partido Popular que les hiciera imposible la aprobación de decreto. La reacción del PP ha sido furibunda y se ha considerado expulsado del marco negociador para la respuesta a la crisis arancelaria tras pactar unilateralmente con Junts. Algo que para Feijóo parte de manera desigual los recursos de todos los españoles.
Nada nuevo, si no fuera porque la música es muy cansina y sirve tanto para los aranceles como para cualquier negociación que haga el PSOE con Junts. Quizás por eso hay menos gente que les cree cada vez que lo dicen.